Derechos Humanos / Anuario 2020

DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2020 313 Además de las violencias explícitas, éstas de las que acabamos de hablar, está, como ya mencionamos, cómo el modelo de acumulación implica estas otras violencias estructurales a las que hicimos referencia, que provocan otros miedos, como el miedo a la desocupación, a la desprotección, al marginamiento social. Están también los desastres naturales, ambientales, sanitarios como el Covid-19, que son a su vez situaciones que desatan otros miedos, despiertan otros miedos. Y están las violencias criminales, de las que acabamos de hablar como parte constitutiva de la gubernamentalidad neoliberal, y que son realmente temibles. Todas estas violencias se atribuyen a actores económicos, los de la exclusión, otras a la naturaleza como si fuera algo irreversible, o a redes privadas, siendo que, en realidad, son todas formas que están directamente vinculadas con el modo de organización de la sociedad, de la economía y de la política en el neoliberalismo. En estos miedos que son un conjunto de miedos, lo que vamos a encontrar, es que se administran y se focalizan socialmente en ciertas direcciones, se focalizan principalmente en contra de delincuentes, de migrantes, de terroristas. Éstos construidos como otros del orden neoliberal, y que están pensados y construidos así, como enemigos desde los centros de poder y los medios de comunicación, como si fueran amenazas sociales, amenazas para el conjunto social; canalizando en esta dirección, esa multiplicidad de miedos diversos, ese conjunto de miedos difusos y diversos. Los medios de comunicación también son muy importantes en este sentido, porque orientan los distintos miedos en esta dirección, mostrando al otro excluido como amenaza, exhibiendo la violencia estatal para asustar y disimulando las amenazas estructurales e institucionales. Producen un sistema de significaciones que tiende a despolitizar los fenómenos, a estandarizar la opinión pública. Esto lo hacen de distintas maneras, no solamente en lo que podríamos llamar los programas de opinión o noticieros, sino muy marcadamente en los realities shows; en las series de televisión vamos a encontrar cómo el discurso tiende a sostener esta exclusión, cómo construir estos enemigos peligrosos para el conjunto y que es necesario excluir y de los que hay que preservar. Usan una parte de la realidad que es efectiva, que es reconocible y, a partir de eso, crean otra realidad, otra virtual, una realidad que podíamos llamar “envenenada”, pero que opera en la vida social y en las decisiones políticas. Comprender un fenómeno, entender las características de un fenómeno es algo que permite actuar sobre el fenómeno. Por el contrario, lo que hacen los medios, es una estimulación de miedos difusos, que desconciertan, que crean inseguridad y que dificultan la acción, dificultan la respuesta. Podríamos decir que los medios, como parte de esta gubernamentalidad, cuando amplifican unas amenazas que son de los enemigos externos, y disimulan otras que son las amenazas que el propio sistema neoliberal representa, lo que hacen es una forma de administración del miedo. Podríamos allí afirmar que medios y miedos se corresponden en el neoliberalismo, los medios son un desperdigador del miedo, un reproductor, un multiplicador del miedo. En ese sentido, no es un abuso hablar de la administración del miedo. Hay diversos estudios que muestran cómo la percepción del miedo no siempre se condice con la incidencia efectiva de los fenómenos de violencia, de manera que, muchas veces, las poblaciones más seguras pueden ser también las más temerosas. A partir de esto, de estas violencias desatadas y estructurales, que son estructurales como amenazas para el conjunto de la población, es que se configuran políticas específicas para encauzar los miedos; atenuar a unos si es preciso, potenciar a otros, incluso crearlos, como parte de mecanismos de amedrentamiento. ¿Cuál es el sentido de esta, digamos, construcción y sostenimiento de miedos distintos, dirigidos de manera diferencial según cada sociedad y cada grupo social? Por un lado, hay que decir que el miedo es rentable para el mercado, el miedo permite hacer muchísimos negocios, desde todo lo que es el campo de los seguros, por ejemplo, seguros personales, seguros de empresa, familiares; también tecnologías de protección, que pueden ser [a nivel] individual, pero también dispositivos de seguridad públicos que son altamente costosos. Pero, además de que representan un negocio, sobre todo son una forma de crear un estado permanente de temor, un temor difuso, difícil de localizar, pero institucionalmente dirigido, que lesiona los vínculos sociales, dificulta las resistencias, y permite instalar y consolidar la nueva gubernamentalidad a nivel local, nacional y planetario. Funge como un dispositivo del control

RkJQdWJsaXNoZXIy MTY4MjU3