304 DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2020 Está el Congreso Nacional Indígena, sin duda, como uno de los referentes emblemáticos más significativos e históricos en este campo, pero hay otros, y no hemos logrado todavía construir, no voy a decir una voz común, pero una acción estratégica común. Hay una condición de la coyuntura que no podemos desconocer, decía ahorita a Juan Luis: “conocí un pequeño pueblo maya, que se está organizando en contra del Tren Maya”, y como éste, hay otros ejemplos. Pero si uno se acerca más a la región, la verdad es que hay muchas comunidades que han aceptado, engañados, muy probablemente, que es un proyecto que les conviene. Estamos ante una situación curiosa, porque los movimientos en resistencia y las organizaciones que hacemos estos acompañamientos, estamos aludiendo al derecho, a la estrategia jurídica, para tratar de detener estos proyectos, y la base social está consintiendo más estos megaproyectos, entonces hay una disputa por la legitimidad y por sus diferentes fuentes: la fuente de derecho y la fuente del consenso. Quiero decir, estamos ante un momento muy complejo del conflicto social en torno al territorio, no es como era antes, y yo creo que esto es un desafío que tenemos que reconocer todos para no romper tampoco por abajo a las comunidades, de manera que el día de mañana se llamen entre ellos, como conocemos muchos casos: “los traidores, los vendidos” y queden familias divididas por generaciones. Entonces ¿cómo abordar esta conflictividad en estas condiciones? Creo que es una pregunta que tenemos que hacernos todos. La otra es que yo creo que lo que está sucediendo en la conflictividad, de un lado el Estado y de otro los pueblos y comunidades en resistencia, es en torno a las condiciones, o sea, no hay posibilidad de dar la discusión en torno al paradigma del modelo de desarrollo; son dos modelos, son dos concepciones sistémicas diferentes. Entiendo que Juan nos ha hablado de esto, del gran conflicto estructural que de base es una lucha de clases. Entonces, eso no es negociable, por decirlo; tampoco es negociable el megaproyecto en sí, porque se diputa un bien único que es el territorio. ¿Dónde se coloca la negociación? En las condiciones políticas para tomar la decisión y construir correlaciones, y ahí está la lucha por el derecho a la consulta, por la participación, por el reconocimiento de los pueblos indígenas, que no se ha concretado jurídicamente para que sean reconocidos como sujetos de derecho, por ejemplo. En fin, a la libre determinación y a la autonomía, todo aquello que les permita construir una correlación, en favor para la propia agenda para la defensa de su territorio. Es en este ámbito en donde se dan los frentes de incidencia (por ejemplo, por la ley de agua, contra la ley minera, por el reconocimiento de los pueblos y las reformas constitucionales, por la ley de consulta, por la impugnación, por el amparo), donde se están dando las grandes batallas que permitan, después, ir al conflicto específico a ganar el territorio. Entonces creo que es importante tener esto y, finalmente, digo que todo esto es un llamado, también, a cuidar los tejidos comunitarios, ya no seguir en un espiral de rompimiento por abajo, porque la única manera en que ellos, los pueblos originarios y
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