Derechos Humanos / Anuario 2020

DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2020 303 y modos de vida. Está incluso, asociada en este momento ya a las luchas por la libre determinación y la autonomía, está asociada a esta discusión que hay sobre la reforma constitucional que permita generar un nuevo marco de derecho para los pueblos indígenas, por ejemplo. En ese sentido, subir el piso del derecho a la consulta, al asociarla a este reconocimiento de los pueblos indígenas como sujetos de derecho y sujetos de su historia. Está el derecho a la participación. Ahí está el caso de los pueblos de Texcoco, que al haber sido cancelado el Aeropuerto, han hecho una articulación que se llama Manos a la Cuenca, sobre la que están reivindicando su derecho a participar del diseño de este proyecto para la recuperación de la cuenca del Valle de México, en esa región. Pero como ése, otros y, quizás lo interesante en el tema de la reivindicación del derecho a la participación, es que casi siempre está acompañada de una capacidad de propuesta política o, al menos, de la posibilidad de colocar los intereses propios en la definición de estos territorios. Está ahí, por ejemplo, toda la discusión sobre la política que ha impulsado Víctor Toledo, los ordenamientos territoriales y la disposición con muchas comunidades sobre el derecho a la participación en éste u otro modelo, pero [también] la definición de esos territorios, desde sus propios intereses y su propia autonomía. Está, por supuesto, el derecho colectivo al territorio, el derecho a un medio ambiente sano; el derecho al trabajo, a la vivienda, a la educación; a todo lo que implica la situación de los desplazados. Muchos megaproyectos tienen como una de sus consecuencias, poblaciones desplazadas y, aquí quisiera asociar otro actor que es parte activa de los procesos de despojo territorial: la delincuencia organizada y también la empresa privada. En muchos casos, la presencia particularmente del crimen organizado, asociado a estos intereses empresariales sobre el territorio, ha llevado al desplazamiento de importantísimos sectores de la población en el campo, que quedan, digamos, expropiados de todos sus derechos sociales y, en muchos casos, son víctimas de graves violaciones a los derechos humanos, como la desaparición forzada, el secuestro, la trata de personas, etcétera. Hay fenómenos que están trenzados en la disputa por el control de los territorios que hacen parte de la seguridad, que hacen parte del medio ambiente, que hacen parte de los derechos sociales y los derechos políticos. Sobre éste, para no abusar del tiempo, también [hay que] reconocer que existe, en este momento, no sólo una continuidad, sino hasta un crecimiento de las agresiones a los defensores del territorio. En ese sentido, yo, particularmente, considero que no es una agresión dirigida desde el Gobierno federal, sí en el caso de muchos gobiernos locales, pero casi siempre asociada, ya en el diagnóstico concreto de los casos, a esta trenza de intereses entre lo económico, lo político y la economía criminal, que se disputan los territorios y que, desde ahí, profundizan y agravan la violación de derechos en muchas dimensiones. Agrupándolas, diría, estamos en el esquema del conflicto, quién está de cada lado y cómo podemos caracterizar a las partes de este conflicto, y empezamos con la parte de las comunidades y organizaciones en resistencia. A ver, yo diría, un problema que tenemos aquí –hay varios problemas y hay varias fortalezas–, es la diversidad estratégica, particularmente en el campo de la defensa del territorio, al menos, tratando de agrupar de manera gruesa las grandes estrategias que se encuentran en este campo, yo diría, algunos movimientos y particularmente, el Congreso Nacional Indígena, bueno, el Zapatismo, porque el Congreso Nacional Indígena tiene estrategias más completas, es la impugnación; es una estrategia de impugnación, de alguna manera de no reconocimiento a la legitimidad del Gobierno actual, y, por lo tanto, de no plantearse estrategias de incidencia, negociación, etc. Entonces tenemos todo un campo que está colocado en la impugnación, desde una mirada muy estructural y hablando más de los cambios sistémicos necesarios. Hay otra, que está en la colaboración, que se han acercado, han sido parte, quizás, procesualmente de la 4T y están ahí colaborando de alguna manera con ese proyecto y proceso, y están también los movimientos, las resistencias que van de la confrontación a la negociación, de la presión a la incidencia y que se encuentran en esta franja en la que los movimientos generalmente se confrontan o enfrentan al Estado. Estas tres estrategias nos han mantenido, de alguna manera, dispersos, en el escenario nacional con algunos procesos de articulación interesante, pero sin que lleguen a ser un referente más unitario en la acción estratégica.

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