Derechos Humanos / Anuario 2020

DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2020 297 y con ellos desde el respeto, desde la libertad, desde la autonomía, no desde “yo voy a hacer todo lo que quiera para que me ame y para que no me deje”. Tenemos tanto miedo a estar solas, porque nos han puesto en la cabeza que estar solas, es estar loca, o estar pobrecita, o estar incompleta. Todo eso es la feminidad. Esa sensación de ser incompleta, de tener que estar en función de ellos, de tener que servirlos a mi papá, a mi hermano, a mi amigo, a mi pareja, a mi jefe, a mi compañero político; a la idea política desarrollada por un hombre. Todo esto es la feminidad. Todo eso lo tenemos que desarticular para recuperarnos como humanas con capacidad de decidir, con capacidad de discernir, con capacidad de poner límites; sin límites, no podemos existir. Eso nos enseñaron, la feminidad, como está construida desde los cuerpos para otros, no tenemos límite, no sabemos lo que es tener límite; en el momento en que empezamos a poner límites y a decir no, ¿qué pasa?, ¿qué pasa cuando empezamos a poner límites? Vienen las represalias, vienen las descalificaciones. No importa, ahí es cuando tenemos que seguir plantadas con lo que sí creemos; no importa, digan lo que digan, por eso nos necesitamos con fuerza y con conciencia, porque todas las mujeres, no por ser mujeres tienen esa conciencia. Por eso necesitamos grupos que nos respalden, que nos legitimen y legitimen nuestra voz y nuestra libertad, porque en el momento que definimos nuestros límites, es decir, un hasta aquí, necesitamos colectividad que nos respalde, porque si no, efectivamente, hay muchas represalias, y las represalias van a estar, sólo que, si no estamos organizadas y no estamos fuertes, nos van a tumbar. Y vamos pa’tras, y esto es lo que estamos viviendo hoy. Esto es exactamente lo que estamos viviendo hoy social y colectivamente. Estamos poniendo límites y la sociedad está intentando tumbar ese límite. Por eso necesitamos fuerza, y la fuerza no es gritar necesariamente hacia afuera, la fuerza es estar juntas, pensar juntas y desarticular esa feminidad para volver a disponer de nosotras mismas. El gritar hacia afuera es poner el límite, pero la fuerza que contiene tiene que venir de aquí, no solamente desde el grito, sino desde la conciencia y la seguridad de que yo creo lo que soy, y yo voy a construir mi vida como la deseo, para eso necesitamos fuerza colectiva, el respaldo colectivo. Estaba hablando de la necesidad de construir redes entre nosotras. Redes de protección, redes de recuperación, redes de sanación, redes de defensa, entre nosotras. ¿Qué hacemos, a nivel público y a nivel político, para que la violencia sexual no siga sucediendo? Ahí es cuando es importante repensar un poco, creo, los caminos en torno a la justicia. La justicia como en nuestra cabecita. La justicia, ¿qué es? Sufrimos una violación sexual, inmediatamente la justicia para nosotras en la cabecita, ¿qué sería?, ¿a dónde vamos para reparar el daño? La justicia, en la cabeza, no es que construyamos condiciones para reparar el daño. ¿A dónde vamos? Vamos al tribunal y le vamos a pedir el castigo contra el agresor, ok, va. Eso es necesario, se requiere una sanción social. Es muy importante, se requiere un límite. El problema es que, frente de esta justicia, ¿qué tenemos como respuesta?

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