Derechos Humanos / Anuario 2020

DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2020 295 violencia sexual está en la calle todo el tiempo. Estamos asediadas permanentemente por esa historia. Como en la sociedad todavía hay mucho rechazo, mucha estigmatización, lo que necesitamos es crear espacios propios entre nosotras para poder escucharnos, para poder sentir, para poder decir nuestra verdad y romper nuestro silencio. La primera cosa es crear espacios entre nosotras, para salir de la vergüenza, para salir de la culpa, para salir de lo que los otros dicen de nosotras; necesitamos crear espacios propios de protección y, sobre todo, donde podamos hablar y compartir sobre estas historias. Reconocer y poner nombre a lo que nos sucede, porque nos da hasta vergüenza poner nombre a lo que nos sucede. La vergüenza la deberían tener y cargar los agresores, no nosotras; nosotras no tenemos por qué avergonzarnos de los delitos y los crímenes que han sido cometidos contra nosotras. Sí, esa es la gran perversión patriarcal, no solamente cometen crímenes contra nosotras, encima nos da vergüenza a nosotras de lo que ha sucedido. Esa vergüenza se la tenemos que devolver a los agresores, no quedárnosla. Para eso necesitamos espacios entre nosotras de apoyo, de protección y donde poder hablar. Necesitamos en esos espacios poder reconectar con las emociones y dejar fluir esas emociones. Llorar el daño, porque eso es lo otro que nos han enseñado y hemos aprendido, que llorar es malo, que las emociones nos hacen histéricas; todo lo que nos da poder, ha sido descalificado, todo. Ese es el mecanismo del dominio. Todo lo que nos da poder, es decir, el disfrute de la vida, la alegría, el baile, las emociones, todo esto ha sido descalificado por el mundo patriarcal, porque sí son herramientas de fuerza para nosotras; al reconectar con nuestras emociones podemos empezar a sacar el daño, a reconocerlo, sacar la rabia. Qué bueno, pero la rabia, obviamente, la tenemos por tantos, tantos daños. La rabia, lo que necesitamos es sacarla a nuestros espacios propios y protegidos; trabajárnosla, gritarla, sacarla [y] quemarla, para no quemar a otras y otros que están cercanos y que queremos. Porque ese es el problema cuando estamos llenas de rabia y, obviamente, ¿qué sucede? La rabia es muy importante para poner límites, el problema es que cuando estamos viviendo con rabia permanentemente, no la ubicamos hacia los agresores, que ahí tendría que estar puesta la rabia, no; la rabia la vamos colocando contra nosotras o contra nuestras amigas, o contra nuestros seres queridos que nos están apoyando, ¿por qué? Porque es la primera persona con la que sale. Entonces, sanar la rabia, el odio entre nosotras, es fundamental también, y así vamos poniendo el cuerpo, vamos rehabitándolo, vamos deshaciéndonos de la culpa y vamos sintiendo qué nos hace bien y qué nos hace mal, que es otro mecanismo. Así funcionan las creencias, las ideologías; nos ponen un montón de ideas en la cabeza y, como en el sistema patriarcal nos han dicho que era más importante la mente que las emociones, entonces le hacemos más caso a lo que pasa en la mente, a todas las ideas, a las creencias, y al hacer más caso a lo que pasa por nuestra mente, le hacemos más caso a

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