Derechos Humanos / Anuario 2020

DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2020 291 poder salir de esto, porque es importante también visibilizar, tanto las causas para entender que esto no es un fenómeno normal y natural, ni un daño colateral, porque hay daños profundos y tenemos que tomarlos en cuenta para poder repararlos, para poder sanarlos, para poder salir de ahí; y, además, la necesidad de reinventar caminos, porque los propuestos hasta ahora por las instituciones de justicia no son satisfactorios. Primero que todo, hay que partir de que la violencia sexual, desgraciadamente, no es un daño colateral, ni es una excepción, sino que ha sido una norma. Ha sido una norma y no es una norma hoy, ha sido una norma desde que el patriarcado existe. Es el centro y la síntesis de la opresión de las mujeres, es la manifestación más cruel y evidente del derecho que tienen los hombres a controlar, a apropiarse y a expropiar nuestro cuerpo y nuestras vidas. Podemos estar viendo concretamente, por ejemplo, cómo se está construyendo la identidad masculina-hegemónica. Esto no quiere decir que todos los hombres ejerzan este derecho; pero si lo ejercen, tienen el derecho porque la sociedad no se inmuta, no solamente no se inmuta, sino que calla. Podemos ir viendo cómo se construye socialmente la noción de ser hombre. Para ser hombre, para ser varón, se les enseña, desde chiquitos y también desde adolescentes, que tienen el derecho a tocar, a acosar; no solamente tienen el derecho, sino que cuando estamos en un grupo entre jóvenes y adolescentes, no solamente tenemos derecho, sino que es constitutivo de nuestro encuentro entre amigos. Entre amigos, el deporte nacional es estar humillando, acosando, haciendo chistes sexistas con nuestras compañeras, eso es lo que nos permite reafirmar que somos varón, que somos hombres frente a otros hombres. Entonces la virilidad, la construcción de esta masculinidad-hegemónica, se basa sobre esta tensión de poder entre hombres. Tienen que reafirmar frente a otros hombres, que son hombres, y para reafirmar que son hombres frente a otros hombres, tienen que ejercer ese poder de dominio, de humillación, de acoso, de chistes sobre las mujeres. Esa es parte de cómo la sociedad entera construye lo que es ser hombre. Obviamente, es urgente deconstruir esa idea y esas creencias que hemos interiorizado. Toda la organización social, que es una organización social patriarcal, está basada sobre esta posibilidad y este derecho primario; protegido permanentemente por lo que llamamos los pactos patriarcales. ¿Qué son los pactos patriarcales? Nosotras no fuimos invitadas desde hace mucho tiempo, desde, por lo menos, cinco mil años, pero ya está cambiando el tiempo, afortunadamente, ya estamos empezando a ser invitadas, y estamos empezando a pactar; pero desde hace cinco mil años, no hemos sido invitadas a pactar las normas de convivencia, las reglas de la democracia, el contenido, la justicia. No fuimos invitadas; quienes pactaron fueron hombres. Y pactaron con esa premisa inicial, de que nosotras íbamos a ser las pactadas, es decir, iban a tener la posibilidad de definir y decidir cómo íbamos a poder vivir nuestra vida y hasta dónde. Entonces, esos pactos patriarcales que tienen como objetivo seguir, obviamente,

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