Derechos Humanos / Anuario 2020

286 DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2020 En algunos de los testimonios que escuchamos de los custodios, ellos dicen: “nos sentimos como prescindibles, desechables, hay oídos sordos para las necesidades que planteamos, nosotros somos el patio trasero del sistema federal”. Otro más dijo: “me gustaría que se respetaran nuestros salarios federales y nuestros derechos, porque también somos humanos y necesitamos que nos valoren, hay mucha discriminación para los que trabajamos en las prisiones; si decidimos cambiar de trabajo, nadie nos quiere contratar, somos el patito feo. Al principio nos dijeron que éste era un servicio de carrera, pero llevamos 24 años y no hemos podido hacer ninguna carrera, estamos denigrados, nos tratan como si fuéramos corruptos”. En fin, tengo cientos de testimonios, y si gustan luego les puedo hacer llegar ese estudio, porque es de todo el personal penitenciario. Aquí pues, otra vez, uno se pregunta: ¿cómo es que el Estado no tiene siquiera la visión de saber que deja en manos de estas personas una función tan importante, como lo es la seguridad en las prisiones y, a su vez, les da el trato que ya comentamos? Los mueve de un lado a otro; ellos dejan una familia en un lado, e igual que los presos, también sus familias sufren porque están abandonados; cuando los mudan a otro [lado], ellos se generan otra familia allí; se van a otro lado y, tal vez, se hacen de otra familia. En el fondo, pues otra vez, son mujeres y niños abandonados que tienen que salir adelante. Entonces ese es un sistema que no tiene sentido. Bueno, hay muchos teóricos que lo han señalado, o sea, todo lo que he hecho es poner los datos que logran realmente sustentar lo que pensadores de gran calado, como Zaffaroni y otros, están diciendo. Lo que Zaffaroni y otros están diciendo es lo que inició diciendo el doctor Valverde, esa criminología se ha enfocado a estudiar a ciertos sujetos, deja fuera a los que realmente son capaces de cometer crímenes de lesa humanidad, crímenes a veces de genocidio y, en el fondo, pues es una herramienta que sirve como control de clases sociales; es una herramienta que sirve para someter al control. No quiero decir que los grandes criminales no deberían estar en la cárcel; sí, esos son los que deberían estar, pero esos son una minoría de minorías, mientras que la gran mayoría, es la gente pobre, que no ha tenido acceso a la defensa; que, en muchos casos, fue llevada ahí porque a la policía también la presionaron con que “tienes que encontrar al responsable de tal delito, porque estamos obligados a presentar resultados”. Van a los barrios pobres y ya sabemos quiénes son los sujetos privilegiados de su atención: jóvenes pobres, de barrios bajos, que a nadie le importan, que están ahí en la calle, que están bebiendo, que no tienen muchas perspectivas de vida, Todo esto es una invitación. Tenemos que reflexionar y hacer un verdadero balance de costo-beneficio: qué es lo que están ocasionando estas prisiones; cuál es el beneficio que producen; cuáles son los daños que producen a la sociedad, y cómo podemos construir políticas para corregir esto, para reenfocar la política criminal, para centrarnos. Porque, fíjense ustedes, esto de que sean los pequeños robos [por los] que están mayoritariamente en las prisiones y no los grandes criminales; es que los grandes criminales tienen los buenos

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