Derechos Humanos / Anuario 2020

284 DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2020 esos centros federales, tanto los que son de iniciativa privada como los que tienen en sus manos el propio Estado, son tratados como si fueran de alta seguridad, de máxima; un régimen de máxima seguridad, cuando apenas el 6 % de las personas que están ahí internas, justificarían un régimen de esa naturaleza. ¿Cómo es ese régimen? Es un régimen de absoluto aislamiento, es un régimen violatorio de derechos, se ha dicho de todas las maneras, se han hecho estudios que lo demuestran. Por ejemplo, el presidente [Barack] Obama prohibió que este régimen se siguiera aplicando en Estados Unidos; aquí en México ni por enterados se dieron. No han permitido, o no han estado interesados en saber cuál es el resultado cuando tú encierras a una gente en un régimen, por años, de 22 o 23 horas al día y sólo le permiten salir, pero ni siquiera crean que salen a un espacio abierto, verde. No, a otro espacio gris, a otro patio donde pueden más o menos estirarse, pero las 23 horas permanecen en una celda pequeñísima, aislados por completo, sin actividades. Es un régimen verdaderamente de crueldad y de abuso, y de una violación de derechos absoluta, que tendría que haberse revisado desde hace mucho. Para comenzar, esto fue un gran equívoco, ¡por Dios!, si el Estado mexicano tenía esa cantidad de dinero que llevó a los bolsillos de esas empresas privadas para invertir en prisiones, por qué demonios no invirtió ese dinero, que quiso invertir en esas ocho prisiones, en mejorar todas las prisiones del país, que mucha falta les hace; porque todas las prisiones están en una situación de deterioro, de abandono. En cambio, construyó ocho monstruos de prisiones; insisto, son toneladas de cemento, de fierros, de cámaras, esas prisiones tienen inclusive hospitales completamente equipados, que ni siquiera se usan porque no les dan servicio médico a las personas, pero así se construyeron, con todos los servicios porque las empresas cobraron por construirlos de esta manera. Entonces, en síntesis, fíjense ustedes el absurdo. El gobierno paga por cada una de las personas que está interna en esas prisiones, 3 mil pesos al día; cuando que, miserablemente, paga por cada uno de los prisioneros que están en el resto de las prisiones del país, 300 pesos al día. Entonces cuesta 10 veces más por los que están en esas prisiones; ese es uno de los grandes problemas que existen en las prisiones. En este régimen de prisiones se ha hablado mucho de cuáles son los problemas principales. Tenemos que decirlo sólo rápidamente: el hacinamiento; la gran mayoría de las prisiones no cuenta con servicios elementales (muy pocos alimentos, agua potable y [carencia de] servicios de salud); verdaderamente hay personas que tienen enfermedades crónicas y ni siquiera ellos reciben sus medicamentos. Otra vez, la ficción. La ficción es que el Estado tiene prisiones bajo la ley, pero no es así. ¿Quiénes terminan completando esa muy mala alimentación que le dan a las personas en las cárceles, o llevando las medicinas cuando pueden hacerlo? Las familias. En la ficción, la ley dice la pena no es trascendental, no trasciende a los familiares; en los hechos, trasciende. Son esos niños y niñas que se quedan sin padre o sin

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