258 DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2020 actividades remuneradas, sino también de cuidar de su salud y de construir su autonomía, así como son más vulnerables a la violencia de género y la discriminación, por mencionar algunos de los impactos. Igualmente, es importante resaltar que, en estricto sentido, ellas sí reciben educación, pero de manera informal. Cuando sólo cuentan con las creencias y conocimientos que construyen en su vida cotidiana a partir de su contexto, es menos probable que sean capaces de cuestionar los usos y costumbres que pueden ser, por lo general, perniciosos para ellas. Como ejemplo, Botello Hermosa y Casado Mejía (2015), analizan que […] todo lo relacionado con la menstruación ha estado “imbuido”, en la mayoría de las informantes, de miedos profundos sin ningún fundamento científico o médico; miedos que, debido al desconocimiento de las propias mujeres en los temas de la salud reproductiva, se han ido transmitiendo de generación en generación hasta llegar a nuestros días (p. 17). Por ende, el acceso a la educación no sólo tiene como finalidad el beneficio económico, sino que constituye un derecho humano en sí mismo, y representa la posibilidad de fungir como un proceso liberador y de esperanza para quienes lo gozan, al permitir una mirada crítica a las tradiciones de su contexto social y nuevas alternativas para su estilo de vida, que ofrezcan mayor autoconocimiento. Recalco que implica una mayor probabilidad, no una certeza, pues los contenidos de la educación formal, en muchas ocasiones, reproducen prejuicios y estereotipos.5 Aun en esta situación, Muñoz propone que la mayor inversión económica en la educación de las niñas y mujeres que resulte en el aumento de su presencia en las aulas suele impactar en su calidad de vida y la de sus comunidades, al mismo tiempo que debe cuidarse la calidad de los contenidos: Las inversiones en la educación de las niñas, especialmente las que tienen como fin mejorar su cobertura y calidad, tienen un beneficio social demostrado en la reducción de las tasas de mortalidad y de nacimientos no deseados, en la lucha contra la pobreza, el VIH y la desnutrición (Muñoz, V., s.f.). Específicamente, en el tema de la educación en las aulas respecto de la menstruación, más adelante abordaré cómo distintas investigaciones han arrojado que el nivel educativo sí tiene relación con la forma menos mitificada en que las mujeres la experimentan. En la Reunión Mundial sobre la Educación para Todos, a través del Acuerdo de Mascate de 2014, la comunidad internacional refrendó su reconocimiento sobre la importancia, no sólo del acceso, sino de la calidad de la educación formal, que funge como un medio para “reducir las desigualdades y a erradicar la pobreza, pues ofrece las 5 Acerca de la menstruación revisaré en páginas posteriores las críticas que realizan algunas investigadoras respecto de los contenidos sobre el tema y los prejuicios que promueven.
RkJQdWJsaXNoZXIy MTY4MjU3