DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2020 15 Rosario Arrambide: Para terminar, ¿cuáles son los retos vigentes en México para erradicar los ECOSIG?, ¿cuál es el papel que nos toca como sociedad civil organizada y como academia? Iván Tagle: Bueno, los retos que al día de hoy están: uno, pasar la legislación a nivel federal para volverla referente a nivel internacional; tendría que pasar a la Cámara de Diputados, que, si bien nos van las cosas, siento que se están alineando, de alguna forma, de manera positiva, es decir, el COVID vino a reafirmar más la importancia de regular, legislar o poner sobre la mesa el tema de la salud mental. Tenemos que preparar todo eso. De ahí, que cada uno de los estados comience a legislar sobre ello. Hacer énfasis en observar que las iniciativas únicamente serán el banderazo de salida; no se tienen que confundir las iniciativas como la solución final de los ECOSIG porque, entonces, sería mentirle a la población, mentirte a ti mismo y no reconocer qué pasa con los ECOSIG. El pensar que la iniciativa acaba con los ECOSIG es no saber qué son. Tendríamos que entender estas iniciativas sólo como un elemento, un eslabón más de toda una estructura que nos permita acabar con el fenómeno. El fenómeno, desafortunadamente, no se va a acabar en ninguna parte del mundo hasta que no se acabe la homofobia, hasta que no se acabe la discriminación hacia nuestra comunidad. Eso es muy cierto, porque mientras exista alguien que te señale y te diga que tú estás mal, se van a generar comunidades, colonias, delegaciones, municipios, estados y países que te van a coaccionar en tu desarrollo para evitar ser algo que posiblemente pueda ser peligroso para tu propia vida, para la vida de los demás, de acuerdo al pensar de estos grupos conservadores. Recuerdo una vez, en un conversatorio del CONAPRED al que fui sobre discriminación en las escuelas, había una chica de la Mixteca oaxaqueña y hablaba de cómo en la secundaria, una maestra le lavó la boca con jabón porque habló en su lengua. Ella decía que, a partir de ese día, odiaba quien era y quería renunciar a quien era, hacía todo [lo] posible por blanquearse, por pasar desapercibida; de repente volteé a ver y, claro, nos pasa a nosotros lo mismo. ¿Quién quiere estar con esta estrella de David todo el tiempo tatuada en el brazo para ser blanco de señalamientos? Llega un momento que, para sobrevivir en ese contexto, te tienes que quitar la estrella de David. Entonces, mientras exista toda esta cuestión sistemática, esta estructura heteropatriarcal-machista-hegemónica, todo lo que conocemos seguirá existiendo: personas que quisimos o que queremos cambiar nuestra sexualidad para encajar. Creo que el reto es ver a la sociedad e involucrarnos con la sociedad. El hecho de que alguien dé un taller en una escuela, en un salón, en tu propia casa; el hecho de que personas del mismo sexo se den la mano en una plaza pública; esos son los pequeños grandes esfuerzos y victorias. Batallas que se dan en el día a día, que nos ayudan a cambiar esto. Tenemos que pensar que el reconocimiento y el avance de nuestros derechos son progresivos, y sólo se darán si nosotros logramos sacarlos del clóset, y el sacarlos
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