196 DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2020 Uno de los casos recientes en el estado de Puebla fue el asesinato de tres estudiantes de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) y de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP) el día 23 de febrero de 2020, situación que generó un movimiento estudiantil, coordinado por universidades públicas y privadas, para confrontar el propio sistema de seguridad estatal frente a la violencia y vulnerabilidad que enfrenta la población estudiantil, incluida la violencia de género, a través de manifiestos, paros y una marcha.4 Las conductas descritas que preocupan y conmocionan a nivel social, también han causado indignación cuando se reproducen al interior de las propias instituciones y son cometidas por personas conocidas y de confianza. La violencia de género se ha convertido en el referente más visible del continuum de las violencias que se desencadenan en las universidades, pero el problema es mucho más profundo e histórico. Gran parte de las conductas cometidas se han dirigido a las mujeres universitarias y se han hecho públicas a través de los medios de comunicación y redes sociales.5 Las denuncias se han difundido mediante tendederos, plataformas e iniciativas como #MeToo y #Miprimeracoso y, se han enmarcado en la falta de respuesta adecuada o satisfactoria a algunas víctimas o colectivos. Quizás, esta avalancha de denuncias hoy es más notable porque pocas autoridades universitarias se habían atrevido a enfrentar el problema en un momento oportuno y desde los enfoques más adecuados, lo que posiblemente, ha denotado décadas de impunidad en algunos centros educativos. Esto, debido a que en algunas instituciones se ha carecido de normativas internas o protocolos de actuación, pero en muchos otros casos, porque la violencia se ha normalizado, tolerado, minimizado o legitimado. En el caso de la Universidad Iberoamericana Puebla, la movilización estudiantil conocida como “pizarrón”, consistente en la colocación de nombres para denunciar públicamente a estudiantes, profesorado y colaboradores por situaciones de acoso, hostigamiento o prácticas sexistas, marca un antecedente importante en la visibilización de casos de violencia de género tanto al interior de la institución como al exterior, focalizando a mujeres estudiantes universitarias como víctimas de dichas conductas, contexto que ha favorecido un trabajo más reflexivo y articulado en algunas instancias y entidades para dotar de una protección efectiva a la propia comunidad universitaria. Al respecto, en una de las actividades desarrolladas previamente al “pizarrón”, en el marco del día 25 de noviembre de 2019, las alumnas de los Consejos Estudiantiles de Representación de Licenciatura 4 Véase pliego petitorio de la Asamblea Universitaria 25/02, de fecha 4 de marzo de 2020, de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. 5 Véase, por ejemplo, el seguimiento que realizó LADO B a las denuncias formuladas por universitarias en el estado de Puebla (Andrade, 2020). Disponible en: https:// ladobe.com.mx/2020/04/los-tendederos-de-denuncia-en-universidades-la-respuesta-ante-la-ineficaz-accion-contra-la-violencia-de-genero/ o a nivel nacional el trabajo de María Luisa Vivas (2020). “El día que los tendederos hablaron contra la violencia de género”. Disponible en https://www.proceso.com.mx/620893/tendederos-violencia-genero
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