10 DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2020 El tercer punto de nuestra organización es la incidencia política. Gracias al trabajo de base y a la investigación, podemos incidir. El trabajo de base nos permite completamente la movilización y la presión hacia autoridades, y sobre todo cuando es un trabajo en donde has tocado y cambiado la vida de mucha gente. O sea, realmente nos comprometemos a este proyecto porque nos salvó la vida. La investigación nos da un sustento, el argumento y la razón, entonces nos toca a nosotros hacer nuestra magia con la incidencia y mover el engranaje político para generar nuevas realidades. Realidades que no nos orillen al suicidio. Hemos podido asesorar a los gobiernos, acompañarlos, poner leyes, por ejemplo, como esto de las terapias de conversión, de ECOSIG, porque, además, vienen desde las bases, vienen desde las y los jóvenes, conocemos la situación, conocemos cómo se mueven estos lugares. Entonces eso era lo que necesitaban los legisladores: sobre todo organizaciones que no sólo propongan una ley, sino que la acompañen y se haga un trabajo de sensibilización nacional que, sin duda, sería un trabajo imposible para el legislador en lo individual. Eso es lo que hace Yaaj y eso somos, en resumen. Rosario Arrambide: Gracias por toda esta información. Además de orientar hacia el trabajo que realiza Yaaj, colocas un contexto estructural de desigualdad hacia las personas LGBT, que llega hasta los centros de conversión, entre otras máximas expresiones de violencia. Entrando al fondo, te pregunto: ¿qué son las terapias de conversión sexual o estos denominados Esfuerzos para Corregir la Orientación Sexual y de Género (ECOSIG) y qué implican estas terapias? Iván Tagle: Son prácticas que, mediante tratos crueles, inhumanos y denigrantes, buscan suprimir o reprimir la sexualidad y la personalidad del individuo, a través de métodos que son justos, uno de ellos, las mal llamadas terapias de conversión. Puede existir la privación de la libertad; prácticas como las violaciones correctivas con un énfasis enorme en la cuestión de género, pues estas violencias sexuales aumentan siempre que es una mujer trans, una mujer lesbiana; la medicalización de los cuerpos y, por supuesto, la violencia física y económica. Todas esas prácticas se utilizan para suprimir, reprimir y coartar la expresión e identidad de género y la orientación sexual porque, claro, hay un pensar que cualquier tipo de expresión o de orientación no normativa, es decir, no heterosexual, es una patología. Ahí viene toda una historia, desde donde se cristaliza el pensar, donde se nos patologiza. No es hasta 1989-1990 que la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo quita del diagnóstico de enfermedades mentales. Entonces no podemos hablar de que hay un proceso terapéutico, sin embargo, en el slang, en lo común, en la sociedad, se reconoce a estas prácticas como tratamiento de conversión. El experto en Naciones Unidas lo ha mencionado múltiples veces. Desde México, creemos que es mejor no hablar de terapias de conversión, porque no sólo es la única práctica y, en su mayoría, quienes ejercen este tipo de esfuerzos, no tienen una cédula profesional.
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