DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2020 169 considera que es necesario darles mayor peso. Pero afirma que eso no basta, sino que hay que ganar y generar espacios para la difusión de los derechos humanos y la formación en una cultura de paz; es decir, que sean espacios más abiertos y cotidianos, que permitan traducir los instrumentos internacionales en las prácticas y en las relaciones más inmediatas. También señala que es importante que los derechos humanos estén más presentes en los medios de comunicación. Este planteamiento coincide con el de Tuvilla cuando dice: “En este escenario la cultura de paz exige pasar de un modelo de educación institucionalizada a un modelo de sociedad educativa y educadora” (Tuvilla, 2015: 8). Y también con lo que exigen las organizaciones civiles defensoras de los derechos humanos: La bisagra de formación y acción sigue siendo el eje que oriente el ser y quehacer de la escuela, es un reto enorme que la red de defensores se consolide y sea reconocida como un actor en el sistema estatal de defensa de derechos humanos, así como en la opinión pública (García Arreola, 2015: 45). Las instituciones de educación superior pueden contribuir, como parte de su función de extensión de la cultura, formando y asesorando a personas defensoras y promotoras de derechos humanos y estableciendo un diálogo de intercambio con ellas. Como apunta la organización civil oaxaqueña Educa, es necesario propiciar que se involucren más personas en tareas de multiplicación y capacitación, aprovechar el uso de las nuevas tecnologías y desarrollar una fuerte estrategia de medios (García Arreola, 2015). Herrera Bautista coincide al decir que otro reto es ganar terreno a grupos que están en posiciones de poder y que están en contra de los derechos humanos o que se centran sólo en algunos derechos humanos. Le parece que esos grupos aprovechan realmente las plataformas digitales, generan contenido y están emitiendo constantemente mensajes; por ejemplo, en contra de la diversidad y de la educación sexual integral, diseminando prejuicios y desinformando. Creo que a veces nosotros como educadores, como promotores, no tenemos un discurso tan articulado, entonces creo que pues sí, hace falta estar conscientes de que es una lucha, que realmente no estás hablando en un vacío, sino que hay muchos interlocutores y que hay muchas voces, o sea que es una batalla que tenemos que dar todos los días (Herrera Bautista, comunicación personal, 4 de junio de 2019). El empleo de Internet, las plataformas educativas y hasta de las redes sociales permitiría optimizar recursos en la enseñanza de los derechos humanos. En la Declaración de las Naciones Unidas sobre educación y formación en materia de derechos humanos, aprobada en 2011 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, se enuncian retos que aún son vigentes en México, tales como el empleo de lenguajes y métodos adaptados a los grupos a los que va dirigida,
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