Derechos Humanos / Anuario 2020

162 DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2020 la enseñanza de los principios sobre el arreglo pacífico de las diferencias internacionales y la renuncia a la guerra como instrumento de política nacional. Al ser parte de esta Convención, nuestro país reitera su compromiso de optar por la paz en la solución de los conflictos, pero también porque ella forme parte de la educación. A finales de 2001, en medio del Decenio de las Naciones Unidas para la educación en la esfera de los derechos humanos, se llevó a cabo en México la Conferencia Regional sobre Educación en Derechos Humanos en América Latina y el Caribe, dando como resultado una Declaración que plantea la importancia de educar en derechos humanos para promover que las personas y los pueblos se empoderen y gocen de sus derechos, así como la consolidación de una cultura democrática, de paz y de fortalecimiento del Estado de derecho. Se identificó como grandes obstáculos para ello: la escasa voluntad política, la aplicación desigual de recursos y el desconocimiento de los derechos humanos. Y se recomendó a los Estados Parte “incluir en los planes nacionales de educación temas de derechos humanos, paz y democracia, a la par de diseñar políticas multisectoriales, interdisciplinarias e interculturales de educación en derechos humanos” (Declaración de México sobre Educación en Derechos Humanos en América Latina y El Caribe, 2001). También sugirió la creación de redes e instrumentos para revisar, sistematizar y difundir las experiencias y materiales de educación en derechos humanos, en colaboración con organizaciones no gubernamentales e instituciones académicas. Asimismo, exhortó a diseñar acciones de difusión que contrarresten los discursos que pretenden desprestigiar la lucha por los derechos humanos y elaborar instrumentos de evaluación para monitorear los resultados y el impacto de los planes de enseñanza en derechos humanos. De igual manera, urgió a los Estados a impulsar la creación de un Comité Nacional para la Educación en Derechos Humanos con la participación de todos los sectores sociales. Convocó a las empresas a asumir su responsabilidad social en el respeto de una cultura de derechos humanos, desarrollo, democracia y paz. Instó a la educación formal a democratizar la libertad de cátedra y propiciar el cambio de modelos educativos tradicionales hacia otros más integrales, cooperativos, tolerantes y transformadores. Exhortó a la educación básica a incorporar en el currículo de la formación inicial y continua de docentes la educación en derechos humanos. Invitó a la educación superior a instalar defensorías de derechos universitarios, a vincular la docencia en derechos humanos con la investigación, a propiciar el desarrollo de la Red de Cátedras de Derechos Humanos, Democracia, Paz y Tolerancia, y a vincularse con instituciones internacionales en la materia; de igual manera recomendó que la Cátedra UNESCO de Derechos Humanos de la Universidad Nacional Autónoma de México fuera el centro para dar seguimiento. Y a la educación no formal le propuso organizar campañas para estimular el desarrollo de una cultura en derechos humanos e impulsar estrategias educativas integrales, sistemáticas y transversales en derechos humanos para funcionarias y funcionarios, incluyendo a las fuerzas de seguridad.

RkJQdWJsaXNoZXIy MTY4MjU3