Derechos Humanos / Anuario 2020

156 DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2020 de las personas, favorecedor del diálogo y del compromiso. Esto permitiría que se comprendiera que los derechos humanos protegen a todas las personas, no sólo a determinados grupos sociales; que se refieren a las libertades y derechos individuales, pero también a los derechos económicos, sociales y culturales; que su ejercicio se da en el día a día de las relaciones de todo tipo: personales, familiares, sociales, nacionales e internacionales; y que su observancia posibilita la cooperación y la organización. Si se considera la dignidad humana como el eje central para tomar decisiones y organizar a la sociedad, se puede propiciar el bienestar social; pues además de respetar a cada persona, se crece con equidad y se distribuye mejor la riqueza con el fin de que a nadie le falte lo necesario para vivir, reduciendo así las desigualdades y la violencia, como lo expresa Mújica: El desarrollo de una cultura democrática y una ética ciudadana deberá contribuir a la reconstrucción de las relaciones sociales, tan deterioradas hoy en nuestros países, y a la consecución de la justicia y la paz. Tal desarrollo supone la definición de un mínimo de valores y principios éticos, que se desprenden de la doctrina de los derechos humanos y cuya vigencia deberá ser concordada por todos los ciudadanos, a partir del reconocimiento y práctica de los deberes y responsabilidades que de ella se derivan, tanto a nivel personal como social (Mújica, s.f.: 18). Además, la vigencia de los derechos humanos brinda seguridad a la persona y solidariza a la sociedad frente a los abusos de autoridad ya que favorece la democracia y la participación crítica y propositiva. Y a las naciones les permite conservar y defender su identidad frente a la globalización porque humaniza las reglas para el comercio y la inversión internacionales, a la vez que recupera y visibiliza las aportaciones de cada grupo étnico o sector de la sociedad. Utopía contra la resignación Algunos factores que entorpecen la plena vigencia de los derechos humanos son el desconocimiento de éstos; la parálisis social, generada por el miedo de anteriores abusos de las autoridades; el individualismo, la competencia y la fragmentación, promovidos por el sistema neoliberal; la corrupción, que aún impera en todos los niveles y diversos aspectos de la vida cotidiana; y la inequidad en la satisfacción de necesidades básicas, que se ha polarizado con la globalización. Afortunadamente, también hay factores que impulsan la vigencia de los derechos humanos: “La injusticia es brutal y global, como brutal y global es la búsqueda de mayores ganancias y la acumulación de capital. Sin embargo, frente a la aplanadora neoliberal han surgido oleadas de movilizaciones y protestas en muchos de los países” (Jijón, 2001: 24). Estas protestas, encabezadas por activistas y organizaciones no gubernamentales, han influido en la toma de decisiones con sus propuestas para construir un mundo más justo,

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