Derechos Humanos / Anuario 2020

DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2020 155 mujeres quienes deben ser sometidas e, incluso, aniquiladas porque cuestionan el desequilibrio de poder. Cabe mencionar el aumento de los feminicidios en varios países de América Latina, así como la oposición que aún existe para el reconocimiento pleno de los derechos de las mujeres y de las niñas. Para una sociedad adultocéntrica son las niñas, los niños y adolescentes quienes se vuelven invisibles. Como consecuencia, no todas las personas tienen igualdad de oportunidades para satisfacer sus necesidades básicas y otras son discriminadas por una característica, como la orientación sexual; una condición, como la discapacidad; o por su origen, como la pertenencia a una comunidad indígena. Las condiciones de vida y los criterios de supervivencia de una persona dentro de un sistema neoliberal están determinados por el individualismo, la competencia, la acumulación de capital, el dominio y el ejercicio de control. Lo paradójico es que el modelo de libre mercado ni siquiera beneficia a la mayoría de la población, así que no podría argumentarse que el sacrificio de los derechos humanos de determinadas personas se hace con el fin de alcanzar o mantener el bien común. El empobrecimiento, la explotación y la discriminación son ofensas contra la dignidad humana, de igual manera que las desapariciones, la tortura y las ejecuciones. Y estos actos de violencia, ya sea estructural o directa, no sólo dañan a personas específicas, sino a la sociedad en su conjunto. Generan miedo, desconfianza, impotencia y resentimiento que, a su vez, inhiben la participación y la solidaridad. “Al excluirse la consideración ética acerca de los efectos de las acciones sobre los seres humanos involucrados, autores, víctimas, testigos y población en general, se puede construir un sistema de violencia impersonal eficiente y aterrador” (Lira, 1997: 8). Para combatir esta parálisis, hay que reconocer las consecuencias negativas que tienen los actos violatorios de la dignidad humana, pero también las oportunidades que brindaría el respeto a los derechos humanos, tanto para la realización personal como para el bienestar social. El enfoque de derechos humanos, en contraste con el modelo neoliberal, plantea que no debe haber privilegios ni exclusiones ya que toda persona tiene todos los derechos y libertades “sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición” (Declaración Universal de los Derechos Humanos, 1948, artículo 2). Los derechos humanos hacen contrapeso a la injusticia y la violencia; sin embargo, como señala Mújica (s.f.), éstos siguen siendo vistos como un tema amenazante que busca desestabilizar a los sistemas y gobiernos. A las personas promotoras y defensoras de los derechos humanos se las encasilla dentro de los grupos de izquierda o se las estigmatiza señalándolas como defensoras de delincuentes o como terroristas. Por eso, sugiere Mújica, en la difusión y educación se debe poner énfasis no sólo en la exigencia de los derechos, sino en el cumplimiento de los deberes; y emplear un lenguaje menos negativo y más incluyente, sencillo, cercano a la cotidianidad

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