DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2019 249 cero. El lugar donde te ubicas, o sea, lo importante es dónde te pones tú cuando estás hablando, lo que en teología llamamos el locus teologicus, el lugar teológico. Es muy importante, esto no se decía antes, se dice, sobre todo, a partir del siglo XX, y es: si a ustedes les gusta la filosofía, lo que desarrolla la filosofía hermenéutica, que el lugar donde estás condiciona tu pensamiento. El desde dónde estás, condiciona tu pensamiento. Entonces, nosotros, aunque no nos damos cuenta, aunque yo no me doy cuenta, pero todo lo que estoy diciendo, todo, todo, todo está condicionado por mi vida, por la educación que he tenido yo: familia católica, clase alta, educación con los jesuitas, fe y justicia. A mí todo eso me ha marcado, entonces, todo lo que yo he vivido condiciona mi pensamiento, pero yo no me di cuenta. A mí me parece que lo que yo digo está bien, y porque creo que está bien lo digo, pero en realidad está marcado por mi vida, por mi experiencia. Entonces, hay que liberarse del propio pensamiento, intentar salir de él, y este es el trabajo hermenéutico, y es el tomar conciencia de cuál es el lugar desde el cual tú estás diciendo lo que estás diciendo. Y entonces, cuando te das cuenta de eso, cuestionarte si, quizás, no deberías ir a otro lugar o si quizás no deberías ampliar tu lugar a otros. Y entonces él dice: para hablar de los derechos humanos hay que situarse en el punto cero”. ¿Vale?, no lo dice con estas palabras, hay que situarse en el lugar de las mayorías oprimidas del mundo, de América en particular y del mundo en general. Mientras no estemos situados donde están los más pobres, no tenemos derecho a hablar de derechos humanos porque nuestra idea de derechos humanos no será más que nuestro deseo de ascender. Yo siempre digo que, si se fijan, todos estamos mirando siempre al Norte, parece que el Sur no existe. En Europa eso es clarísimo, o sea, Italia, España, estamos mirando a Francia, Austria, Alemania; Francia está mirando a Alemania; América Latina está mirando a Estados Unidos, parece, o sea, todos estamos mirando hacia el Norte, y el Sur está detrás y no lo vemos porque no hay ojos para esto. Entonces, si vemos que hay injusticias delante de nosotros, protestamos, nos quejamos, solamente de aquellas que nos afectan a nosotros en nuestra suridad, en nuestra condición de Sur. Pero hay un sur que está detrás de nosotros que no nos importa, que no nos interesa. Entonces Ellacuría dice: hay que situarse en la condición de los más pobres, las mayorías oprimidas, y sólo a partir de ahí podemos hablar de derechos humanos como de aquella dignidad que lo es para todo el mundo. A todo esto, le llama el método crítico de historización de conceptos, historización en el doble sentido de recorrido histórico, de cómo hemos llegado a utilizar este concepto de democracia, derechos humanos, propiedad, desarrollo; y también historización en el sentido de la historia que estamos viviendo ahora, la realidad histórica en la que estamos viviendo. La historia tiene esta idea de recorrido del pasado hasta hoy, y tiene esta idea de realidad histórica presente. Y entonces dice que los derechos humanos, tal como los hemos formulado hasta ahora, son positivos, pero de una positividad plana, estática –dice él–.
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