228 DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2019 Y así, comienzo mi participación afirmando que Boaventura de Sousa Santos, académico muy querido en la Universidad Iberoamericana, y que también ha contribuido sobremanera al campo de los derechos humanos, mediante su propuesta de los derechos interculturales, en su opúsculo Introducción: Las Epistemologías del Sur, considera que “vivimos en un tiempo de preguntas fuertes y respuestas débiles” (De Sousa Santos, 2011: 14). Si partimos de lo anterior, definitivamente podríamos realizar diversos cuestionamientos fuertes que transversalizan a toda América Latina. Por ejemplo, “¿por qué existen crisis tan profundas que no han podido solucionarse?” O bien, “¿qué razones impiden la erradicación de problemas estructurales compartidos en Latinoamérica? Las respuestas frente a tales preguntas, siguiendo al sociólogo portugués, muy probablemente serán débiles, poco convincentes, porque difícilmente ayudarán a comprender o explicar la realidad, o a brindar soluciones oportunas. Sin embargo, creo que una respuesta frente a algunas de las preguntas fuertes de nuestro tiempo son, precisamente, los derechos humanos, sí, pero no a partir de una hermenéutica hegemónica y occidental, sino desde una lectura latinoamericana, que se ha ido forjando en la base, desde la teoría crítica jurídica, desde abajo, y de forma muy particular en los últimos 30 años, la cual me permite, a partir de la inspiración, el testimonio y el ejemplo de las y los mártires de la UCA, desarrollar los dos objetivos de esta reflexión; a saber: 1. Identificar los derechos humanos como el resultado de luchas y conquistas sociales; 2. Comprender y usar los derechos humanos desde una perspectiva alternativa, crítica y contrahegemónica. Los derechos humanos en América Latina y el Caribe: resultados de luchas y conquistas sociales Antes de proseguir con el desarrollo de esta exposición, quisiera contarles una anécdota entrañable, que servirá para que identifiquemos cuál es el espíritu que nos une hoy. Hace casi 30 años, el 16 de noviembre de 1989, tuve la oportunidad de concelebrar una misa en la Ibero CDMX junto a otros hermanos jesuitas. Uno de ellos el P. rector, el doctor Ernesto Domínguez. Previo al inicio de la celebración, y sin pensarlo demasiado, decidimos que las oraciones del ritual, el prefacio y otros elementos litúrgicos, tendrían que tener ya un motivo muy especial: el martirio de las compañeras Elba Ramos, trabajadora del hogar, y su hija Celina, así como de nuestros seis hermanos jesuitas: Ignacio Ellacuría, rector de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA); Ignacio Martín-Baró, vicerrector de la UCA y jefe del Departamento de Psicología; Segundo Montes, profesor de teología; Juan Ramón Moreno, director espiritual y expresidente de la Conferencia de Religiosos de Panamá y Nicaragua; Amando López, profesor de filosofía; y Joaquín López y López, director de los colegios Fe y Alegría de El
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