22 DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2019 Cuauhtémoc Cruz: Desde su perspectiva, ¿qué significa ser docente en una Universidad jesuita? Eduardo Ibáñez: En sus escritos él habla de la inspiración cristiana, de la identidad cristiana y no hace tanta referencia a elementos jesuitas. Sin embargo, se me hacía muy evidente al leerlo, toda esa identidad jesuita de todas sus propuestas. Un poco respondiendo, por tanto, a la pregunta qué significa ser docente en una Universidad jesuita, en primer lugar, como siempre hemos dicho, efectivamente, ser universitario, y esto Ellacuría en muchas de sus frases decía, es un quehacer o tenemos que actuar en la realidad universitariamente. A partir de ahí, él plantea ese elemento ético, de análisis, de acción y de opción por el bien y después de encarnarse en una realidad, dar respuesta a una realidad sufriente que yo identificaba con la contemplación de la encarnación, tan jesuita, tan ignaciana, tan propia de nuestra espiritualidad, pero también hacía referencia al elemento, por ejemplo, de la lucha, que es un elemento muy propio de lo ignaciano, esa lucha que hay entre el bien y el mal y ser consciente de que hay fuerzas que actúan en un elemento en nuestra realidad. Como es compleja esa realidad social, ahí está también el discernimiento, que es otro de los elementos que también creo que es muy fuerte en todos los discursos de Ignacio. Cuauhtémoc Cruz: ¿Cuál sería el papel del docente frente a lo que Ellacuría determina hacerse cargo de la realidad?, ¿qué tendría que pasar dentro del aula para lograr esto? Eduardo Ibáñez: Qué tiene que pasar dentro del aula… Cuauhtémoc Cruz: O fuera del aula. Eduardo Ibáñez: Creo que efectivamente lanzaba, o me lanzaba a mí mismo, el reto de reconstruir los saberes que vamos enseñando como profesores. Ayer hablaba de la enseñanza del derecho, pero creo que eso lo podemos aplicar a cualquier disciplina que nos corresponda. Tenemos que actualizar y reconstruir ese saber con base en nuestra realidad. También decía “historizarnos”, si hablamos del derecho, pues tenemos que hacer partícipes a nuestros alumnos de la realidad en la que están actuando. No son saberes abstractos, sino que son producidos por una cultura, por un contexto y actúan en ese contexto. Entonces creo que a nuestros alumnos los tenemos que situar y afecta. Otra palabra también muy ignaciana, las “afecciones”, y tenemos que afectarlos con la realidad, pero tenemos que aceptar su realidad en un sentido de liberación. Por tanto, como profesores, nuestro reto está en conseguir afectar a los alumnos con su realidad y que seamos capaces también de, al menos, intentar de despertar una reacción con esa realidad hacia la liberación o hacia la justicia o hacia una excelencia en el ejercicio de su profesión.
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