212 DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2019 En esta exposición, que espero resulte sugerente, además de sucinta, hablaré de cómo surgieron los estudios de género que posibilitaron la Teoría Queer y luego enfrentaron el desafío que ésta supuso. Después podré explicar con mayor claridad los elementos centrales de dicha Teoría. Finalmente, exploraré algunas implicaciones que la Teoría Queer tendría para los derechos humanos en caso de que sus nociones sustituyeran a las emanadas de los estudios de género en los ámbitos que, hasta ahora, han sido de su competencia. Inevitablemente, tendré que trazar un mapa elemental al inicio para abordar las cuestiones en las que me interesa profundizar. Además de situar sus orígenes y los campos académicos en los que ha tenido resultados más fértiles, poco a poco iré mostrando mi postura respecto a la Teoría Queer para luego hablar de las críticas –a favor o en contra– que normalmente suscita y, por último, mostrar su difícil relación con cualquier saber o práctica que pretenda incidir en la transformación del entorno social, ya sea de manera indirecta o en pequeña escala o de manera directa y a gran escala. Estudios de género Para iluminar las particularidades de la Teoría Queer haré un esbozo del surgimiento de los estudios de género. En general, los estudios sobre sexualidad comenzaron a ser reconocidos en su especificidad en las universidades –en principio norteamericanas y del mundo de habla inglesa, a la vanguardia en estos campos hasta hoy– desde los años setenta. Esto acompañó al proceso de emancipación de mujeres (sus militantes y teóricas ya llevaban un largo camino andado en la lucha por la igualdad de derechos) y de las minorías sexuales (que se visibilizaron y comenzaron a plantear reivindicaciones durante esa década). En un principio –y para muchos académicos que hacen estudios muy interesantes hasta hoy– cuando se hablaba de estudios de género se pensaba en estudios de las mujeres, largamente ignoradas por las ciencias sociales o las humanidades. Con el paso de los años, se construyó un enfoque relacional que abarcó a todos los sujetos sociales. En este sentido resultó crucial el binomio sexo/género; el sexo dado por la biología y el género como producto cultural; los ideales sobre lo que significa ser hombre o mujer en distintos tiempos y lugares. Con este enfoque comenzaron a estudiarse las homosexualidades de hombres y mujeres (se institucionalizaron los gay and lesbian studies) y los trans (identidades en tránsito: trasvestis, transexuales o transgénero). También los hombres comenzaron a ser estudiados en distintos contextos (así, se estableció el campo de estudios sobre las masculinidades). Por supuesto, comenzaron a estudiarse (y se siguen estudiando) cosas muy distintas, desde diferentes disciplinas, con diversas propuestas teórico/metodológicas y los más variados referentes empíricos, asumiendo, en mayor o menor grado, la existencia de una condición sexual otorgada por la naturaleza y troquelada por la cultura. Algunos trabajos tendían más hacia el esencialismo (por ejemplo, al enfatizar las cosas compartidas por las mujeres en cualquier tiempo
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