Derechos Humanos / Anuario Edición 2019

200 DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2019 La fuerza que tienen las palabras para limitar quiénes somos, es letal. En el quehacer diario de mi vida, he observado cómo las palabras construyen y destruyen realidades, todos los días y en diferentes ámbitos, desde lo individual hasta lo colectivo; por ejemplo, cuando se utiliza la palabra “hombre” o “mujer”, una de éstas puede ser pesada o incomoda: “nació mujer, pues ya ni modo” o “hasta una mujer lo hace mejor que tú”. Y la otra puede ser tan leve y privilegiada: “pues es hombre, así son” o “si es hombre, es mejor”. Es necesario y urgente analizar cómo hemos sido retratadas las mujeres a través de la historia, en lo que vemos en televisión, oímos en radio o leemos en los periódicos; es momento de mirar a los medios de comunicación como instituciones privilegiadas, creadoras de realidades, que generan infinidad de mensajes y que impactan sin filtro alguno en la sociedad que los consume. Todos los días las personas somos bombardeadas de imágenes y mensajes que nos dicen qué y cómo debemos ser hombres y mujeres, es decir, nos hablan de roles y estereotipos de género a cumplir. ONU Mujeres, en su blog Las mujeres y los medios de difusión, expone “que el 46 por ciento de las noticias, tanto en medios impresos como en la televisión, promueven los estereotipos de género” (ONU, 2015), además menciona que desde hace 20 años se reconoció la importancia de los medios de comunicación y de las mujeres en la Plataforma de Acción de Beijing, adoptada en 1994 y ratificada por el Estado mexicano en 1998, donde “los 189 Estados Miembros de las Naciones Unidas reconocieron el papel crucial de los medios de comunicación en el cambio de los estereotipos de género que influyen en nuestra forma de pensar y actuar” (ONU, 2015). Aunado a lo anterior, Nuria Varela en su libro Feminismo para principiantes, menciona: “Los medios de comunicación se han convertido en la gran barrera que impide el cambio real entre hombres y mujeres en las sociedades democráticas. Paradójicamente, los medios, siempre en busca de la noticia y atentos a ser los primeros en detectar y contar los cambios y novedades que se producen en la sociedad, se han erigido en los guardianes del patriarcado” (Varela, 2008: 259). El argumento de Varela toma mayor fuerza si consideramos que los medios de comunicación tienen el completo poder de elegir los temas de la agenda mediática que responden a intereses políticos, culturales o sociales, que de inmediato pasan a ser discusión en la mesa de las familias, los grupos de amigos, y en el trabajo o en la escuela. La noticia y la violencia de género El periodismo se caracteriza por matices que el o la periodista le impregna a cada una de sus notas o responde a las exigencias del medio, pero con el objetivo de informar a la sociedad el tema en cuestión. En este sentido, las llamadas “notas rojas” pueden reflejar la poca o nula sensibilización o formación en materia de género y deja en entredicho qué es lo que se quiere informar y si la redacción cumple con dicho objeto.

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