Derechos Humanos / Anuario Edición 2019

DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2019 187 Acción Urgente para Defensores de Derechos Humanos, en la Campaña Nacional contra la Desaparición Forzada y el Comité Cerezo México (ACUDDEH, 2018) señala que la violencia hacia personas defensoras es generalizada, sistemática y transexenal y que los agentes del Estado son los principales perpetradores de las violaciones a derechos humanos de esta población. Todo lo anterior revela que “el contexto descrito implica una situación estructural de violencia que se agudiza y subsiste debido a la impunidad y autocensura” (CNDH, 2019: 184). Además, los organismos responsables de la procuración de justicia no están teniendo en cuenta ni evalúan el nivel de riesgo que se relaciona con la labor de defensores y defensoras, tampoco el contexto en que ésta se desarrolla, por lo que las investigaciones relacionadas con estos delitos no son efectivas, lo que lleva a perpetuar la impunidad y su repetición. Por esto, el cuidado, apoyo y protección a esta población no sólo es relevante sino urgente, particularmente en grupos que actualmente están en mayor riesgo como es el caso de defensoras y defensores en temas como medio ambiente, migración, desaparición forzada y género. La influencia de la lógica patriarcal en los movimientos de defensa de derechos humanos La urgencia de responder a la violación de los derechos humanos no es actual, sino que, desde los documentos precursores de estos derechos, como la Carta Magna de 1215, el Habeas corpus act de 1679 y el Bill of Right de 1689 en occidente, surgen como consecuencia de la lucha del pueblo frente al poder y, de esta manera, exigen y establecen obligaciones a quienes se encuentran gobernando. En este sentido, la historia relacionada con los derechos humanos se ha construido bajo la defensa de éstos, bajo la exigencia de que sean respetados, protegidos y ejercidos por todas y todos. Así, surgen a partir de cuestionar y confrontar la realidad en la que se vive, gracias a la acción de mirar a las personas mayormente vulneradas. La defensa exige movimiento físico, emocional y relacional; existe un danzar ambivalente de emociones que van desde la frustración, el enojo, el miedo, la tristeza, hasta la experiencia de comunidad, la trascendencia y la aspiración de justicia. En ese sentido, estamos haciendo referencia a una sociedad donde la vulneración a los derechos humanos provoca un desgaste a la salud de las personas que se han comprometido a defenderlos. Por lo anterior, la propuesta de mantenerse saludable sería un medio para accionar políticamente. Los grandes sistemas de opresión han atravesado estructural y sustancialmente las diversas acciones humanas, y la defensa de derechos humanos no es la excepción. Las características básicas del patriarcado –separación, desconexión, violencia– han influido el ejercicio de la defensa de derechos humanos y ante ello, el descuido nuevamente se hace la norma. Hay un distanciamiento entre el discurso por la defensa de derechos humanos y la realidad laboral y

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