Derechos Humanos / Anuario Edición 2019

184 DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2019 La organización social y los derechos humanos La sociedad civil está conformada por un sector de la población que no es parte del sector empresarial ni del poder político. La esfera no lucrativa de la sociedad civil incluye a las personas que, desde su ejercicio individual o colectivo, realizan acciones orientadas al bien común; aquí se ubican los movimientos sociales y redes, organizaciones de promoción del desarrollo, asistenciales, de incidencia pública y de pueblos indígenas (Salinas, 2016). Los derechos humanos estructuran y acompañan las acciones de estas agrupaciones organizadas, no sólo como marco de acción sino también de exigencia y denuncia ante las continuas violaciones a dichos derechos. En este sentido, las personas defensoras de derechos humanos son: […] quienes a través de sus acciones sacan a la luz las violaciones y los abusos de derechos humanos, documentan la gravedad de los mismos, apoyan a las víctimas, los sobrevivientes y sus familias y buscan junto con ellos justicia, verdad, memoria, reparación, prevención y no repetición de tales hechos (Amnistía Internacional, 2014: 7). De esta forma, las personas defensoras contribuyen a la aplicación de los tratados nacionales e internacionales en materia de derechos humanos y cumplen una importante función en la observancia de los mismos. Además, realizan labores educativas, de generación de conciencia, movilización de la opinión pública, gestión de asuntos públicos, etc. En el desarrollo de éstas, hay quienes se dedican a la promoción y defensa de derechos generales para la población y otros que se ocupan de sectores de población específicos, por ejemplo: personas indígenas, mujeres, personas privadas de la libertad, adultos mayores, personas con discapacidad, etc. (ONU, 2004). Así, trabajan para que se escuche la voz de quienes, por violencias estructurales, no son escuchados y realizan labores imprescindibles para la justicia social y su dignificación. Este beneficio eslabonado marca la importancia de la labor de las personas defensoras y la urgencia de su protección, ya que al brindar apoyo a este grupo se nutre a la sociedad en general, y cuando se agrede a una persona defensora no sólo genera un impacto directo sobre su bienestar y sus derechos, sino también se ataca el derecho o derechos que defiende (CIDH, 2015b). Por ello en el Informe final del Relator Especial de las Naciones Unidas sobre la situación de las personas defensoras de derechos humanos en su visita a México, en enero de 2017, afirma que el hecho de que estas personas se sientan seguras y empoderadas debe ser una prioridad nacional; además, enfatiza que “sin defensores de derechos humanos y su invaluable contribución, nuestras sociedades serían mucho menos libres y tendrían menos esperanza” (Forst, 2017, parr. 7). Tal es la importancia de esta protección que, desde 1998, la Organización de las Naciones Unidas, consciente de ello, realizó la Declaración sobre el derecho y el deber de los individuos, los grupos y

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