160 DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2019 dera democracia. También la generación de procesos que transformen conductas belicosas o violentas de la tradicional pedagogía del resentimiento y malestar en otras conductas pacíficas y de respeto por los derechos humanos. Igualmente, es característico de estos métodos que las partes identifican la atribución del enfrentamiento, esbozando soluciones; convirtiéndose en reguladoras de sus conflictos; generando reflexiones y espacios de convivencia para la paz; consolidando principios relacionales con criterios de equidad, tolerancia, respeto y una oportunidad invaluable: la vuelta al cumplimiento espontáneo de sus obligaciones, deberes y responsabilidades en vez de mantenerse en la posición tradicional de buscar al culpable. La promoción de la cultura de mediación y de la resolución pacífica de conflictos (Boqué, 2003) impulsa a establecer los cimientos para que el ser humano aprenda y aprecie las formas de vida pacíficas, pero de igual manera, comprometidas con la defensa de los derechos humanos, construyendo así nexos de paz, lo cual implica la defensa de los derechos fundamentales de todos los seres humanos. Munné y Mac Cragh mencionan que la cultura de la mediación está estrechamente vinculada con la cultura de paz, ya que se fomentan sentimientos y competencias de conexión de todos los individuos, teniendo como finalidad la transformación no sólo social, sino en el interior de cada individuo. Dicha transformación tendrá, como consecuencia, la paz externa que tanto buscamos (2006). Baruch Bush y Folger (1994) establecen que la mediación puede ayudar a la transformación del conflicto tomando en cuenta las oportunidades de crecimiento y de transformación moral. Igualmente, señalan que la mediación transformadora (1994) considera que el éxito es alcanzado cuando las partes cambian para mejorar, hasta cierto punto, por lo que han vivido en el proceso de mediación, es decir, ese cambio se ha dado en dos dimensiones: la capacidad para fortalecer el yo y la capacidad para relacionarse con otros, denominados la revalorización y el reconocimiento. Por otro lado, consideran que en la revalorización de la mediación (1994), las partes recuperan la calma, adquieren confianza, capacidad organizativa y poder de decisión, por lo tanto, obtienen cierto sentido de su fuerza para poder asumir el control de la circunstancia. De igual forma, en el reconocimiento las partes eligen voluntariamente abrirse más, mostrarse más atentas y empáticas, y más sensibles hacia el otro y su situación. Al lograr estos objetivos sobre la mediación transformadora se hace una gran aportación a la cultura de paz, pues los conflictos se resuelven pensando en el bienestar, tanto de uno mismo como del otro. La promesa de la mediación, libro de autoría de Bush y Folger de 1994, fue escrito años antes a la implementación del concepto de cultura de paz, pero eso no significa que sus aportaciones no contuvieran ideas para alcanzar este objetivo. En esta obra, los autores enuncian ciertas habilidades que deben tener los mediadores para lograr objetivos transformadores que ayuden a una cultura de paz.
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