Derechos Humanos / Anuario Edición 2019

146 DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2019 africana, Sudán, Liberia, Sierra Leona, Nigeria, Somalia, Costa de Marfil, por mencionar algunos casos. Llama la atención la exigencia de liberación para Nelson Mandela, la petición de suspender a Israel de la ONU y, de gran importancia para los derechos humanos, la propuesta de crear un Premio Internacional de la Humanidad Reconciliada, para otorgárselo a quienes tuvieran grandes contribuciones en el campo de los derechos humanos, y el cual implicaría una manera de honrar la memoria de quienes viven o vivieron en sufrimiento y fomentar un perdón colectivo. Destaca, también, en este discurso, una sentencia abrumadora: “Deseamos ver que el Consejo [de Seguridad] reconozca y aplique el principio de la lucha contra el exterminio de 30 millones de seres humanos cada año por el arma del hambre, que actualmente causa más estragos que el arma nuclear”. Por último, propone recortar en el mundo el 1% al gasto de investigación espacial y canalizarlo a investigaciones para la salud y el medio ambiente, así como eliminar el derecho de veto de países del Consejo de Seguridad por considerarlo no acorde a la igualdad entre naciones y no encontrar justificación para ese derecho. En cuanto a lo correspondiente al discurso El imperialismo es el pirómano de nuestros bosques y nuestras sabanas, pronunciado en París en el Foro de la Primera Conferencia Silva sobre el árbol y el bosque, como la propia temática indica, las palabras de Sankara giran alrededor del derecho al medio ambiente sano y limpio, así como a las obligaciones o responsabilidades de los Estados respecto de la ecología. Sus palabras, en ese caso, se centran en el combate a la desertificación, destacando la iniciativa del pueblo Burkinabe de que en todas las celebraciones (matrimonios, bautismos, etc.) se realice una ceremonia de plantación de árboles. También menciona que se han vacunado a más de 2 millones 500 mil niños de Burkina Faso y poblaciones vecinas en 15 días, contra el sarampión, meningitis y fiebre amarilla, y luego de esto se perforaron más de 150 pozos para extracción de agua garantizando y privilegiando los derechos de los niños, pero también combatiendo a la desertificación a través de la propia captación de agua. Como es de esperarse luego de lo vertido en este apartado, Sankara no desaprovechó el foro para atacar al neocolonialismo, acusando a las grandes potencias, sin mencionar naciones específicas, de haber “diezmado nuestros bosques sin la menor idea de reemplazarlos para nuestro porvenir. Continúan con la perturbación impune de la biósfera por medio de incursiones salvajes y asesinas sobre la tierra y en el aire. Y jamás se podrá decir cuánto propagan la matanza todas esas máquinas que emiten gas”. De acuerdo con esta idea, propone buscar un equilibrio entre la naturaleza y el hombre en lo individual y social, señalando que el progreso es deseable y necesario, pero ordenándolo para no seguir deforestando y desertificando. Por último, el discurso La revolución no puede triunfar sin la emancipación de la mujer, se presentó el 8 de marzo de 1987, en Burkina Faso, en el marco del Día Internacional de la Mujer. Este discurso, sumado al denominado Una sociedad nueva, libre de injusticia social y dominación imperialista, que ya se ha tocado al principio de este apartado, reúne los postulados más importantes de las ideas de Sankara acerca de los derechos de las mujeres, la igualdad y equidad, así como la perspectiva de género. En un país como Burkina Faso, y particularmente en el África de 1987 (y aún en varias regiones del mundo en 2019), la condición de la mujer ante la vida pública y en el propio seno familiar se encontraba vulnerada en su dignidad humana, con derechos casi inexistentes, reducida incluso a “cosa”, sin la mayor capacidad para ejercer voluntad o deseos. En este discurso, Sankara reconoce que tradicionalmente el hombre no dirige discursos a las mujeres sobre las condiciones sociales a que están sujetas por la propia sociedad. A través de sus palabras, Sankara deja en manifiesto, en primer término, el respeto por el género femenino y lamenta la situación tan poco privilegiada de las mujeres en el mundo, especialmente en África. De igual forma, condena que los derechos de la mujer en realidad han sido una especie de dádiva o concesión que el hombre le otorga. Lógicamente, el reconocimiento o adquisición de derechos implica no sólo una transformación institucional sino ideológica, más aún, en sociedades donde el analfabetismo y los fanatismos se encuentran enquistados en los senos familiares. Sankara manifiesta, en lo relativo a las conquistas revolucionarias de Burkina Faso, que: “Las promesas de la Revolución son ya una realidad para los hombres. Para las mujeres, son sólo rumores”. De gran importancia es la frase antes reproducida, pues Sankara

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