Derechos Humanos / Anuario Edición 2019

DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2019 137 Así, a la luz del estudio de los derechos humanos, desde su carácter de universales, se obliga al investigador a ampliar su panorama académico y teórico respecto de esta línea de investigación social. Es prudente mencionar que un amplio número de científicos de las ciencias sociales y jurídicas, que abordan el estudio de los derechos humanos, utilizan constantemente herramientas metodológicas, como el derecho comparado, y la revisión de la evolución histórica de los procesos jurídicos, políticos y sociales que atañen directamente a la progresividad o historicidad de los derechos humanos. En ese sentido, la región africana, en el contexto de lucha por el reconocimiento de derechos humanos y fundamentales, ha sido, como ya se ha mencionado, una veta de investigación poco explorada por los académicos latinoamericanos. Algunas probables explicaciones a este fenómeno podrían ser: la falta de centros de estudios específicos sobre África en Latinoamérica o, en su caso, la poca especialización que se tiene en dichos espacios académicos. Asimismo, la carencia de estudios profundos respecto a la historia moderna del continente africano, sumado a la reducida importancia del tema en planes de estudios de licenciaturas en relaciones internacionales, así como la nula motivación de los académicos para profundizar acerca de esta región, fomenta un desinterés del estudiantado que redunda en desinformación.4 Señalado lo anterior, un acercamiento a los temas de las luchas africanas por su libertad e independencia, iniciadas a finales de 1957,5 con la era de oro de las independencias africanas, nos de lucha de clases ante el cual suprime el individualismo y libertad económica del Estado Liberal para crear una sociedad sin clases. Un documento que puede explicar la cosmovisión jurídica colectiva del leninismo es la “Declaración de los derechos del pueblo trabajador y explotado” de fecha 1918, donde se puede interpretar una serie de derechos para “todos los hombres” o “todos los trabajadores”. 4 Existen dos centros de estudios con producción académica de importancia en México, uno en la UNAM, otro en el COLMEX; este último agrupa Asia y África. En cuanto a programas específicos, sólo una maestría con orientación Asia y África en el padrón de posgrados de calidad de CONACyT, en el propio COLMEX. En relación con la importancia para egreso de licenciatura, el examen EGEL contiene entre seis y ocho preguntas acerca de la región. 5 Los procesos de independencia en África inician precisamente en este año con la de Ghana, siendo su primer presidente Kwame Nkrumah, cuyas ideas políticas se basaban en el Panafricanismo, la negritud y el neocolonialismo. Desde 1957 y hasta 1975 se habían liberado la gran mayoría de los países africanos. arrojaría una serie de componentes, filosóficos o prácticos, que bien pudieran dotar a los lectores sobre distintos puntos de vistas que nacen a partir de la búsqueda no sólo de una libertad, sino de un reconocimiento político, social y cultural. De acuerdo con lo antes mencionado, cabría analizar los efectos del neocolonialismo en la formación del Estado independiente africano y su consecuente fragilidad, es decir, la relación que guardan las prácticas neocoloniales, y la fragilidad del Estado, que repercuten directamente en violaciones graves a los derechos humanos de los pueblos. El neocolonialismo es entendido como una forma de perpetuar prácticas de dominación e influencia de los excolonizadores sobre sus antiguas colonias. Esta forma de imposición de ideas y procedimientos, en ocasiones desestabiliza Estados por la intervención ajena en asuntos internos. Este fenómeno no es novedoso, aunque ciertamente indica una forma de intervención poscolonial. Particularmente en África, su implementación data posiblemente de los años sesenta hasta los ochenta,6 periodo durante el cual los movimientos de reivindicación social y las revoluciones coexistieron con las ideas del capitalismo durante el paradigma del mundo bipolar. No obstante, la desintegración de la URSS y el consecuente desplome del socialismo en el mundo profundizó las prácticas neocoloniales hasta el punto de formar lo que Mbembe (2006) denomina “Necropolítica”.7 Por otro lado, y desde la formación científica, el neocolonialismo ha sido estudiado, especialmente por teóricos africanos como Kwame Nkrumah (1965), Thomas Sankara, (1983, 1984, 1985), y Achielle Mbembe (2006, 2007), por mencionar algunos. En el caso de Nkrumah, líder de la Independencia de Ghana y presidente de dicho país entre 1957 y 1966, desde una posición marxis6 Difícilmente podría existir una práctica neocolonial anterior pues estrictamente la mayoría de los países seguían siendo colonias, por lo tanto, hablaríamos todavía de “colonialismo”. 7 Mbembe, sostenido en postulados del biopoder de Foucalt (1984), se hace distintas preguntas respecto del poder de los gobernantes africanos sobre la vida y muerte de sus gobernados, y, luego de defender la tesis clásica de que la política es una extensión de la guerra, señala que del mismo modo que la guerra puede asegurar la soberanía de un pueblo, también puede ejercitarse como derecho a dar la muerte. La ejecución, encarcelamiento, dominación, y demás castigos o crímenes que ejemplifica con el nazismo, apartheid, o stalinismo, son para Mbembe nuevas formas de terror que, apuntalan o se adoptan perfectamente a las prácticas neocoloniales en África.

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