DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2018 37 Juan Pablo Silva: Tomando en cuenta lo anterior, ¿cuál considera que ha sido el o los factores que originaron la conformación de una caravana de personas migrantes provenientes de Honduras? Yolanda González: Hay que reconocer que la Caravana nos ha sorprendido a todos. Una de sus virtudes, tal vez, es que le dio voz a quien normalmente siempre se le niega y nos obligó a mirar a quien normalmente no miramos. Desde nuestro análisis esta ha sido una Caravana que se ha convertido en un éxodo, mayoritariamente espontanea, ¿qué indicadores nos dicen eso? Primero, cuando del 12 al 13 de octubre se reúne la gente autoconvocada por las redes sociales, tuvo un impacto creciente: 200 o 300 personas que fueron las que se reunieron en la central de buses el día acordado; sin embargo, al día siguiente, cuando ya empezaron a caminar por Honduras, esta caravana aumenta a mil y pico; por la noche, cuando llegan a Copán, ya se habla de 2 mil personas, y, poco a poco, esta caravana fue adquiriendo mayores dimensiones. Luego se hablaba de 5 mil personas, llegó a tener 8 mil personas. Empezaron poco a poco a formarse otras caravanas; llegamos incluso a hablar de 4 caravanas, cada una con unas características diferentes. Se empezaron a sumar caravanas más pequeñas de El Salvador, de mil y pico personas. ¿Cuál fue en esta espontaneidad probablemente alguno de los factores? Clarísimamente el factor seguridad. La gente se daba cuenta que, yendo en grupo, había más posibilidades de no sufrir los riesgos que especialmente se sufren en México, y que multitud de informes nos lo recuerda año a año. La militarización, estas políticas represivas de los flujos migratorios, lo único que producen es un mayor riesgo para las personas, y de repente surge una oportunidad de poder mitigar ese riesgo. Otro indicador que nos hace dar cuenta de esto, es que, antes de la Caravana, al hablar de cuáles son los centroamericanos que más acuden a los albergues, son los hondureños. Esto porque suelen ser los migrantes más vulnerables, los que tienen tal vez menos redes sociales, los que no pueden pagar coyote, aunque eso no quiere decir que no haya los que vayan de otra manera. Esos son los hondureños y hondureñas que suelen estar en los albergues. Esos son los hondureños y hondureñas que han ido en esta Caravana movidos por otro factor: la desesperación. También, algo que este año se ha notado y la Caravana puede reflejarlo, y que lo habíamos escuchado de las organizaciones que atienden y acompañan a las personas migrantes y refugiadas en México, [es] esta frase de “en Honduras todo se va a poner peor”. En noviembre y diciembre de 2017, Honduras sufrió una crisis política fuerte, mucha gente salió a la calle para denunciar un fraude electoral y esa gente fue reprimida. Luego una militarización, represión y una pacificación por la fuerza. Mucha gente quedó desesperanzada. Además de gente que se había ido por amenazas concretas, muchas otras personas tenían la sensación de que esto La gente se daba cuenta que, yendo en grupo, había más posibilidades de no sufrir los riesgos que especialmente se sufren en México, y que multitud de informes nos lo recuerda año a año
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