180 DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2018 y tu hijo está muerto, no está descansando. Entonces, ¿qué haces? Genera un nivel de angustia muy profunda. Escuchando a los papás mepa que estaban hablando de sus deidades, de sus dioses, y sobre todo el dios fuego, que es muy significativo para los mepa y para los nasabi de la montaña, hablaban mucho de los rituales, de los rezos, de las ofrendas que empezaban a colocar desde el momento que se enteraron de la desaparición forzada o que no sabían dónde estaba el sobrino o el hijo, todavía no era desaparición forzada. Ahí hablaban de acudir a los cerros sagrados, de estas ofrendas, de estos rezos, y lo que fuimos entendiendo como un mecanismo fundamental de afrontamiento es que, en lugar de tener que decidir vas al lugar donde uno reza para los muertos o vas al lugar donde uno reza para los vivos, lo que sí puedes hacer es pedirles a las deidades que intervengan para que las almas de sus hijos regresen a casa, independientemente del estado físico del cuerpo. Sí puedes apelar a que los dioses, sus dioses, intervengan para que esas almas encuentren su camino a casa. Entonces, es una manera de navegar entre este quiebre que es la desaparición forzada para encontrar una forma de reconstruir ciertos sentidos. Ya voy cerrando. Perdón, me extendí. Pero estos ejemplos los pongo para dejarnos con esta idea de lo difícil que es, en realidad, escuchar como un acto político. Lo que plasman unos en el informe: primero es las afectaciones. Uno piensa, si, por ejemplo, hay un asesinato y después hay justicia, el dolor como medio va disminuyéndose con el tiempo. En este caso, las afectaciones van incrementando con el tiempo, genera secuelas, que cuyas ramificaciones pueden llegar a ser igual de dañinas que el acto del 26 de septiembre. También, esto que ya dije, que la desaparición [no] es una excepción a su experiencia de vida, sino es parte de una acumulación de actos de violencia, y que el dolor, este dolor, no es reparable. Y mucho menos es algo que se olvida con una indemnización, sino que lo que sí se puede hacer, empezando con el paradero de los hijos, con esta verdad, es poder remendar alrededor del dolor. Es un dolor que sigue y que puede disminuir, pero es un pozo. La gente, los familiares hablaban de ese dolor como un pozo sin fondo, como una caída libre. Entonces, lo que uno puede hacer, sabiendo el paradero de sus hijos es empezar a remendar alrededor, delimitar el dolor, por lo menos saber de qué está hecho y que hay otras cosas más allá del dolor, que es algo que ahorita los familiares no pueden vivir. Frente a estos tipos de reparación que es igual a indemnización, colocan que el primer derecho es el derecho a la verdad y eso empieza sabiendo dónde están sus hijos. Algunas reflexiones para el proceso de esta transición, para esta nueva administración, que quiero jalar para la discusión es, en primer lugar, que la manera en que se construye desde abajo en esta relación dialógica entre personas, escuchando desde este dolor, es la importancia del contexto: quiénes son las víctimas, de qué género, cómo se identifican en cuanto a género, de qué grupo étnico o grupo étnico–racial, cuál es su condición de clase, cómo figura el racismo y la pobreza en el agravio. Esas son preguntas que uno se tiene que estar haciendo. Y antes de cualquier reconciliación, si retomamos las palabras de los familiares, hay que asumir ese dolor como colectivo, entonces, ahí está esta parte de la importancia del escucha como un acto político, como un acto de decir tú, como familiar de una persona desaparecida. Este es un dolor que afecta a toda la sociedad y, por lo tanto, escuchar es entrar en esta empatía y asumir ese dolor como parte de un colectivo que es la sociedad en la que vivimos. Ese es un punto de partida para la búsqueda de la justicia, y eso es fundamental para la verdad. Entonces, estas son algunas pautas. A partir de ahí, se puede empezar a escribir para regresar un poco al título de la exposición. Que vaya en un sentido opuesto a la mercantilización o a la administración del dolor, y la mercantilización de los testimonios; que en realidad está creando estos espacios de asumir como sociedad las implicaciones que han tenido todos estos años de violencia en el país, y a partir de ahí ir tejiendo y reconstruyendo. Y con eso lo dejo.
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