Derechos Humanos / Anuario Edición 2018

DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2018 177 Aquí les quiero compartir una serie de reflexiones que tienen que ver con esta base ético-política de escuchar a las víctimas. Lo primero es lo difícil que en realidad es escuchar. Uno piensa que escuchar es algo bastante sencillo, te plantas frente a alguien, lo miras a los ojos y escuchas. No es tan fácil, y no es tan fácil por distintas razones. Primero, porque escuchar implica vivir o dejarte sentir ese dolor que están comunicando los familiares. Ahí creo que hay una reacción que se activa de que yo no quiero escuchar y yo no quiero sentir ese nivel de dolor. Yo creo que nadie en el país hace diez años o quince años imaginaba que esta era la situación que íbamos a estar viviendo. Entonces, cómo escuchas, en el sentido que para escuchar tengo que dejar que ese dolor también invada mi cuerpo, entre en mi corazón, me afecte emocionalmente, porque ese es un paso de solidaridad, de empatía, que se requiere para en realidad escuchar. En segundo, porque, y voy a hablar un poquito más de eso después, creo que hay un acto político del escucha. El escucha es un acto político en sí. Lo segundo que dificulta escuchar es cómo en realidad escuchar de lo que es significativo para ellos, no de lo que yo pienso o de lo que los estándares de derechos humanos dicen como relevante, sino para ellos, en los conceptos, en las categorías, en los elementos que tienen sentido, no para mí, sino para la persona que está hablando. Aquí me quiero detener en tres elementos que para nosotros, como ejemplos que fueron muy significativos, por lo menos para mí, de lo difícil que es esta tarea de escuchar, y, de nuevo, me estoy enfocando en ello porque, si una posible acción política para contrarrestar un escenario político donde la justicia transicional se vuelve algo como política de Estado es cómo se genera una contracorriente que empieza desde la construcción desde los sentidos de las víctimas, no desde el perdón para abajo, no desde lo que dice el derecho a la verdad para abajo, sino desde abajo hacia arriba, y eso empieza con el escucha. A pesar de tener esta guía de preguntas en nuestro informe, rápidamente desde los primeros dos minutos, lo deshacíamos, y más bien dejábamos que los familiares hablaran de lo que para ellos era significativo. Empezábamos con una pregunta y era más bien dejar que ellos llevaran la entrevista por los lugares donde querían entrar, y si no querían entrar a un lugar, entonces pues tampoco entrábamos ahí. A veces seguíamos con algunas preguntas secundarias, pero básicamente dejábamos que el hilo y el trayecto lo marcaran los familiares. Por ejemplo, hubo una entrevista en particular. Si se acuerdan todos los familiares son campesinos, entonces ahí hubo un padre, en particular, que, de la entrevista de hora y media, quizás 45 minutos se enfocó en hablar del ciclo agrícola. Hablaba de cómo se prepara la tierra, cómo se siembra, cuándo se sabe cuando es tiempo de sembrar, qué se hace cuando hay una buena época de lluvia, qué sucede cuando no, cómo se cosecha, qué se hace con el follaje, con todo lo que podríamos descartar como desechos, cómo se aproveLo difícil que en realidad es escuchar. Uno piensa que escuchar es algo bastante sencillo, te plantas frente a alguien, lo miras a los ojos y escuchas. No es tan fácil, y no es tan fácil por distintas razones

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