Derechos Humanos / Anuario Edición 2018

DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2018 145 ente independiente, sino asociada al varón, como un apéndice del marido; por otra parte […] En la mentalidad colectiva el estatus social de la mujer está ligado no a su propio trabajo, sino al del esposo, por eso tiene el rango que éste le confiere, no el que ella consigue con su esfuerzo” (Calero, 1999). Se recomienda evitar denominaciones asimétricas por ser discriminatorias como señor–señorita. No presentar a la mujer subordinada al varón. Ejemplo: “la mujer del presidente”. Emplear nombre y apellido para nombrar a las mujeres. Utilizar el femenino en los títulos profesionales cuando nos refiramos a la mujer profesionista, como alcaldesa y jueza. “No hay ninguna razón ni norma gramatical que lo impida”, señala el Manual de Género para Periodistas. c) Despatriarcalización de la agenda No se trata de crear una sección separada donde se traten temas exclusivos para las mujeres, ya que esto ha llevado a la proliferación de revistas del corazón, en las cuales “las mujeres sumergidas en este universo ahistórico y estático pierden todo espíritu de crítica, que es la mejor manera que tienen las revistas femeninas de contribuir al orden establecido, que solo aspira a permanecer sin modificaciones” (López, 2010). Lo que se debe hacer es, de acuerdo con la agencia mexicana de Comunicación e Información de la Mujer, ac. (cimac): Generar y publicar información noticiosa sobre la condición social de las mujeres, asegurar que las y los periodistas incorporen los derechos humanos de las mujeres en su trabajo cotidiano, así como promover los medios como una herramienta de transformación educativa y social que sirva como estrategia para que las organizaciones civiles transmitan sus actividades, demandas y propuestas. Los temas abordados en la prensa deben ser tratados con perspectiva de género y crear “agendas de género” para que los lectores de periódicos, tanto hombres como mujeres, se acostumbren a contenidos que coadyuven a conformar un mundo más igualitario. d) Paridad de género en Redacciones Por último, tenemos que empezar a abrir más espacios a la mujer, no solo en puestos operativos como ya se está haciendo, sino en puestos directivos, donde sean ellas las que tomen decisiones. Aunque no es garantía de revertir una tendencia discriminatoria y misógina del periodismo, ya que en el mundo laboral machista se espera que una mujer directiva sea como un hombre, que demuestre a diario en su trabajo que sirve para el puesto, ya que, como señala el Manual de Género para Periodistas, al contrario de lo que ocurre con sus colegas varones, su capacidad nunca se da por supuesta. En las empresas periodísticas se espera que las mujeres actúen como ellos, que sean duras, que no “se tienden el corazón” a la hora

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