Derechos Humanos / Anuario Edición 2018

DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2018 143 Tan solo en la ciudad de Puebla, de la treintena de empresas periodísticas existentes tanto de radio, prensa y televisión, solo dos mujeres ocupan puestos como directoras generales, los cuales no fueron obtenidos por haber escalado de posiciones, sino que fueron posiciones heredadas, es decir, no llegaron ahí por “mérito propio”. Sin embargo, el mérito radica en la permanencia, lo cual ha representado un reto para ellas, pues ser directora en un espacio de hombres ha implicado competir, luchar y alcanzar el posicionamiento en diversos ámbitos, confinados solo para ellos. El resto de puestos directivos son ocupados exclusivamente por hombres, quienes se distinguen por su fuerte apego al poder y a sus relaciones con los personajes que manejan la política del estado, es decir, sus relaciones que se desenvuelven en un mundo meramente masculino. Raras veces estos círculos se abren a mujeres, a quienes no consideran aptas para tratar meramente temas políticos, negociaciones en las que se manejan fuertes sumas de dinero por concepto de convenios, donde se traza la línea editorial del medio, o porque en reuniones sociales y fiestas privadas cierran los tratos más importantes para las empresas periodísticas. Función socializadora del periodismo A través del periodismo las personas conocen e interpretan el mundo que les rodea; crean y recrean la historia cotidiana, que refleja o distorsiona la realidad más inmediata y promueve opiniones o puntos de vista (López, 2010). El periodismo, al que hace algunos años se le conocía como el Cuarto Poder por la influencia que ejercía sobre la sociedad y la opinión pública, es un arma poderosa, pues como asegura Carlos Marín en su Manual de periodismo, “su ejercicio incide en la modelación de criterios y en la consecuente respuesta social para que las estructuras de poder se mantengan como están o para que se modifiquen” (2012). Dada su importancia, en la Cuarta Conferencia Mundial de la Mujer, llevada a cabo en 1995 en Beijing, se consideró a los medios de comunicación como una de las 12 áreas de especial interés para conseguir el objetivo de lograr la igualdad real de oportunidades para mujeres y varones. Desde entonces, el ámbito de la comunicación adquirió estratégicamente el mismo nivel de importancia otorgado a la economía, la participación política, la violencia o la salud. En pocas palabras, si no es para influir positivamente en la sociedad, no vale la pena hacer periodismo, pues los profesionales del medio no están para entretener, sino para informar de manera ética y con base en los principios básicos del periodismo: objetividad, interés público y verosimilitud. El periodismo con perspectiva de género Se debe dejar en claro que periodismo de género no es sinónimo de feminismo; su objetivo es crear conciencia sobre las relaciones desiguales entre hombres y mujeres, y mostrar las consecuencias de esas relaciones (López, 2010). El periodismo de género se distingue del feminista porque no se enfoca solo en las mujeres, sino que busca mostrar las relaciones desiguales entre los sexos. Su objetivo es cambiar la idea estereotipada de mujeres y hombres, y entregar una imagen equilibrada de su diversidad y contribución a la sociedad. Como respuesta a las circunstancias actuales, la necesidad de un periodismo con enfoque de género se hace apremiante luego de que la devaluación de la mujer sigue vigente en el ámbito social y laboral, lo cual, además de invisibilizarla y de negarle participación, genera misógina, lo que ha provocado, entre otras cosas, un aumento en la violencia contra la mujer. En los medios de comunicación se leía una nota informativa donde en Mazatecochco, ubicado en el estado de Tlaxcala, dos jóvenes de 24 años habían matado a una mujer de 19 años por el simple hecho de ser su jefa, pues “no soportaban que una mujer más joven que ellos les diera órdenes”. Propuestas para un periodismo de género A partir de nuestras investigaciones y revisiones en el tenor abordado, como el Sexismo lingüístico, el Manual de género para periodistas y la Guía de comunicación no sexista, se extraen algunas propuestas y observaciones, las cuales fueron elegidas por considerar que se adecuan al tipo de lenguaje y periodismo que se ejerce en México. El siguiente listado no es exhaustivo, sino que pretende mostrar que con pequeños cambios se puede marcar una gran diferencia.

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