Derechos Humanos / Anuario 2017

44 DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2017 Bueno y en todo esto, en todo este mundo de lucha simbólica, que es donde se genera buena parte de la lucha, en los imaginarios. ¿Hay algún lugar para los derechos humanos? Nosotras somos hermanas totales de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia, que es una asamblea muy combati- va, muy linda, fundada por mucha gente de iglesia en plena resisten- cia a la dictadura, yo a esa gente la quiero, la abrazo siempre que la veo y nosotros las acogemos, pero creo que tienen un discurso anquilosado. Yo creo que el discurso de los derechos humanos tiene que entrar a una revisión brutal, primero porque borra la diferencia hombre-mu- jer, los derechos humanos son de los hombres pero no son de las mujeres, es una primera cosa que ni siquiera la han podido revisar. Luego yo veo del discurso de derechos humanos que se ha quedado en los años setenta trancado, porque fue su época heroica, fue su época importante, la del preso político. Por ello los militantes de la iz- quierda hablan del exilio político, nosotras hablamos de las exiliadas del neoliberalismo y no nos entienden “¿pero cómo exiliadas?, ¿por qué?”, nos cuestionan. Y nosotras respondemos, porque son muje- res expulsadas de la economía… Las exiliadas de neoliberalismo no tienen la dignidad que tenía el exiliado, el exiliado puede llegar y decir “por mis ideas me han botado”, la exiliada del liberalismo no tiene gloria, no tiene nombre, no tiene nada, es una expulsada a la que nadie le va dar ni asilo. Así que, digamos, en el discurso en América Latina lo que yo identifico, a partir de cuanto conozco a las madres de Plaza de Mayo, a las asambleas de derechos humanos en Bolivia, es un discurso que se ha quedado en la gloria de los años setenta que tiene que entrar a un debate profundo, que no se ha enterado del feminismo, que ve a los pueblos indígenas con cierta aire caritativo, que no ha logrado conocer el mundo marica, al mundo trans, que no ha entendido el mundo de la prostitución, que no ha entendido nada. Finalmente, ante todo lo dicho anteriormente ¿es posible dibujar la esperanza en toda esta heterogeneidad, en toda esta falta de ima- ginación semiológica, por así llamarle, en una América Latina que pasó de unas primaveras de gobiernos progresistas a una especie de incertidumbre y regresividad? Yo soy una persona que tengo siempre dentro de mí una manera, un mecanismo de volver a regenerar esperanza. La esperanza es algo muy importante y no como lo último que se pierde o como un auto consuelo. Hay que tener esperanza, ¿por qué si no?, apagamos la luz y nos vamos, para qué estamos aquí. Ahora, ¿dónde está para mí la esperanza? La esperanza para mí está en la radicalidad. ¿Y dónde está la radicalidad? Está en aquel y aquella que no tiene nada que perder. En esta universidad yo no veo esperanza. Estamos hablando ya de esperanza en este foro, pero cuántos alumnos están ajenos al discurso que vamos a lanzar y que ustedes están organizando pro-

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