Derechos Humanos / Anuario 2017

DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2017 41 y formas de interlocución con el conjunto de la sociedad, gestiona- mos una radio, desarrollamos una serie de propuestas de cara al Estado. Nosotras trabajamos sin esquizofrenias en ambos campos, pero no nos comprenderíamos a nosotras misma si lo que hay que hacer es un lobby frente al Estado o aceptar las políticas estatales dirigidas hacia las mujeres de manera acrítica. Tú hablas de una libertad individual, pero también hablas de una li- bertad del Estado, ¿puedes lograr libertad individual sin lograr una libertad del Estado? Nosotras planteamos que en este momento las mujeres de forma muy subterránea, tal vez muy invisibilizada, estamos de facto ejer- ciendo formas de organización y de libertad que están en un territo- rio, si tú quieres, alegal, que va más allá de lo que el Estado permite. Te voy a poner un ejemplo: el aborto está criminalizado en Bolivia, hay una serie de condiciones y, sin embargo, cientos de miles de mujeres estamos abortando todos los días, arriesgando nuestras vi- das. Pero más allá de arriesgar nuestra vida, no nos importa ni un poco que el Estado nos criminalice, porque una mujer que quiere abortar lo último que piensa es “que pena que sea ilegal” o en lo qué pensará el Estado, no, ella trata de evitar la ley, de evadir la ley, pero en ningún caso abandonará su decisión de abortar. Entonces, ésta es una política muy interesante que muestra una forma de soberanía, de ejercicio de soberanía desde la ilegalidad y es un fenómeno ma- sivo, no es un fenómeno de élites feministas, ni cosa por el estilo y es un fenómeno de alcance latinoamericano. Otro ejemplo, te diré que en Bolivia las mujeres –y no creo que en eso la sociedad boliviana sea la única– han desplegado formas de economías de subsistencia, tejidos sociales muy grandes por fuera de lo que el Estado permite, cree o ve. Tenemos un gobierno munici- pal que cree que administra el espacio público, entonces, el espacio público está siendo utilizado por las mujeres de forma ilegal en una pugna permanente con la administración estatal-municipal de esos espacios. Hace poco nosotras hicimos un acto en la calle y pedimos permiso al gobierno municipal y el gobierno nos dijo “yo les doy el permiso pero tienen que ir a hablar con las mujeres de esa calle a ver si ellas les dan” y esa es la realidad. ¿Cuál es la legalidad de esa libertad colectiva que están ejerciendo esas mujeres? Ninguna, es una libertad ejercida de facto más allá, porque el Estado se nie- ga a reconocerles el uso del espacio público, consuetudinariamente construido por ellas y así te podría citar muchos ejemplos más. ¿Son prácticas de resistencia cotidiana? Son prácticas de resistencia, pero son prácticas de resistencia ma- siva que vienen desde el campo popular, que son impresionantes, que son formas de resistencia política y que no son esporádicas, sino que son verdaderas, o sea, dignas de un estudio de alegalidad, de ilegalidad y de resistencia que construyen su propia legitimidad.

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