Derechos Humanos / Anuario 2017

32 DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2017 Eso es bien contradictorio con la forma estatal de gestionar las cosas y, en particular, con la forma moderna que parte de establecer, en el mejor de los casos, la titularidad de la propiedad en el Estado-nación; bueno, así fue el uso a lo largo del siglo XX. O sea, todos los idearios de todas las transformaciones trataban de poner todas las partes más importantes de la riqueza material bajo el control del Estado-nación, aunque el Estado fuera el que, en representación de la nación, deci- diera cómo se gestionaba, cómo se usaba y para quién servía. Entonces es bien contradictorio, porque cuando se crea lo común, lo que se quiere es que el Estado no intervenga y ahí esta política no estadocéntrica es tremendamente creativa; pero hay otras cosas, porque, vamos, llevamos quinientos y tantos años de colonización, muchos siglos de capitalismo, muchos siglos de liberalización de las formas políticas. Entonces, ¿qué pasa con el conjunto de separa- ciones, de rupturas y desgarramientos –como decía María Eugenia Sánchez Díaz de Rivera hace rato– que se han producido a nivel de la sociedad en su conjunto y que consagran que son algunos expertos quienes se encargan de determinadas cosas? Vale la pena reclamarles para que colectivamente vayamos decidiendo eso que ya quedó estatalizado: cómo tiene que hacerse o si no vale. Bueno, yo creo que claramente sí vale, porque tenemos que hacernos co- lectivamente cargo de la crisis de la reproducción social que hay; ¿se necesita más dinero para las universidades públicas?, claro que sí; ¿se necesita que pueda haber más posibilidades de estudio para los estudiantes de grado medio superior para arriba?, claro que sí, en eso se puede gastar el dinero y no ajustarnos a estos topes de austeridad, etcétera. Es legítimo reclamar que el dinero, el cual es dinero público, tenga otro destino, en lo que antes se decían luchas reivindicativas para ha- cernos cargo de las reproducciones sociales y no es contradictorio. De ahí esa formulación que yo presentaba hoy, que no es una formu- lación muy afortunada en términos expresivos, digo: una formulación que necesitas dos horas para explicar, pues no es buena, pero así la tenemos, que es abogar, distinguir y aclarar la existencia sistemá- tica de una política no estadocéntrica, de garantía de reproducción material de la vida que se cultiva en muchos lugares de diferente ma- nera en torno a garantizar ámbitos de riqueza común y políticas no necesariamente antiestatales; es decir, contingentemente estatales, si quieres, por ejemplo: estaría muy bien que el CONACyT (Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología) dejara de dar dinero, para poder hablar de la comunidad universitaria, a las empresas, dejara de fi- nanciar investigaciones que no nos sirven en términos nacionales, sino que solamente benefician a eso que se llama cadena de valor –que lo único que hace es amarrarnos más duramente a los ciclos globales de acumulación de capital– y que se destinara para otros procesos y otras cosas. Y hay muchos otros ejemplos que podemos ir pensando o podemos ir armando. No se trata de ignorar al Estado, como en un momento parecía que cierta interpretación de la autonomía decía. En un momento creativo, el guardar un perímetro es una cosa central porque si no

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