Derechos Humanos / Anuario 2017

176 DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2017 Un mundo que no está preparado o, más bien, que no quiere estar preparadO (así con O) para respetar, acompañar y luchar por nuestros derechos y entonces decidimos mejor escondernos en un closet del que sólo nos asomamos de vez en cuando; a menos que queramos arriesgarnos a ser un número más, una cifra más, una más, uno más, “une más señal de”, alguien más sin Derechos Hu- manos. Nuestros Derechos Humanos, quizá sea eso y no seamos humanos, tal vez no seamos de este mundo y para su mundo heteronormado sea mejor suicidarnos, drogarnos, alcoholizarnos, aislarnos y perdernos en el infinito para que así digan: “Así son, eso hacen, no piensan, no sien- ten, no tienen alma…” y quizá con todo ese odio preferimos perdernos en otro mundo, en uno que sea nuestro, ese al que pertenecemos, ese que respete nuestros derechos, ese, sí, ese mundo que todas soñamos, ese otro mundo que aún creemos puede ser posible. Será qué puede haber otro mundo posible para las raras, para las diferentes, para las machorras, para las jotas, para los putos (sic), para las locas, para las vestidas, para las marotas y marimacha, para las manfloras, para los mariposones, para los mayates, para quienes se visten de mujer, para quienes quieren ser hombre, será posible qué un días después de tanto aguantar, llorar y buscar ese otro mun- do nos vayamos a dormir; y así como cuando yo de niña le rezaba a ese dios para que al despertar fuera “normal”; normal para no sufrir. Sí, recemos para ser normales y para que no nos odien, normales para que no nos maten por ser diferentes. Porque así ha sido, cuántas veces no nos hemos ido a dormir rogando que todo sea un mal sueño, ro- gando no despertar para ser perseguida por exigir los mismos derechos que tienen las personas hete- rosexuales, rogando no salir de ese oscuro closet por miedo a ser señalada, rogando no despertar flotan- do en un río por desobedecer a tu género, rogando no despertar mutilada dentro de una bolsa como si fuéramos basura, rogando no despertar apuñalada y desfigurada por querer ser mujer después de tener el privilegio de nacer hombre, rogando no despertar siendo un crimen de odio más al que las autoridades no le darán importancia. Y cuando despertamos apretamos fuertemente los ojos para seguir durmiendo, para no querer ver la realidad, despertamos y nos vimos con otros ojos, despertamos queriendo que todo fuera un mal sueño, una pesadilla, y despertamos porque así tiene que ser, nos tallamos fuertemente los ojos, nos quitamos la lagañas, nos reconocemos tal cual somos, despertamos y el muro está ahí, muro frío e indiferente, despertamos reconociendo la realidad, despertamos con ganas de luchar, despertamos queriendo ser y estar, despertamos sin ganas de volvernos a dormir, despertamos para gritar nuestra existencia, des- pertamos para las que estamos y para quienes viene. Despertamos y el muro sigue ahí, pero juntas no será tan difícil de derrumbar. Cuántas veces no nos hemos ido a dormir rogando que todo sea un mal sueño, rogando no despertar para ser perseguida por exigir los mismos derechos que tienen las personas heterosexuales, rogando no salir de ese oscuro closet por miedo a ser señalada.

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