Derechos Humanos / Anuario 2017

156 DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2017 La riqueza de la acepción se halla en su dinamis- mo y constante renovación, que converge honda- mente con el de identidad (individual y colectiva); la cual deviene de un proceso social en el que se inte- riorizan valores, creencias, tradiciones, conocimien- tos y cultura vitales para la generación de un sentido de pertenencia y participación en la vida comunita- ria 6 . En esta articulación de sentidos, se desdibuja la materialidad del patrimonio cultural y lo expande, por lo que resulta contraproducente verlo sólo como una cuestión de preservación, estática e inamovible, de la que emanan valores incuestionables (García, 1999). El patrimonio cultural como derecho humano: entre cultura y participación El patrimonio cultural no puede ser reducido a una materialidad o limitarse a ser entendido únicamente como formas de expresión que evidencian y repro- ducen la cosmovisión del ser humano. La UNESCO (2017) ha hecho un especial énfa- sis en su dimensión inmaterial, sin embargo, deja claro que algunas de sus principales expresiones 7 incluyen “los usos sociales, rituales y actos festi- vos” 8 , los cuales muchas veces se articulan con territorios y patrimonios monumentales que dan cuenta de su materialidad como símbolos donde están depositados tales usos: iglesias, estatuas, edificaciones, vestigios arqueológicos 9 . Si bien el patrimonio cultural tiene se gesta en la concepción de cultura, esto no implica que aquél deba supeditarse únicamente a los derechos cul- turales, sino a una compleja red de derechos que se interrelacionan y dan sentido a una comunidad y su territorio. 6 Entendida como un nivel y espacio de socialización, donde se da pie a la apropiación de valores, creencias y formas de convivencia que impulsan la participación social. 7 Las tradiciones y expresiones orales, incluido el idioma como vehículo del patrimonio cultural inmaterial; las artes del espec- táculo; los usos sociales, rituales y actos festivos; los conoci- mientos y usos relacionados con la naturaleza y el universo; las técnicas ancestrales tradicionales. (UNESCO, s.f.) 8 Existe una lista de manifestaciones culturales inmateriales que México ha inscrito desde 2008. Ver (UNESCO, Browse the Lists of Intangible Cultural Heritage and the Register of good safeguarding practices) 9 El patrimonio cultural como derecho humano y las implicacio- nes que tiene su preservación, promoción y/o rescate ha sido estudiado con mayor profundidad en países de medio oriente, donde escenarios de conflictos bélicos y sociales han impacta- do con mayor crudeza en la destrucción de monumentos histó- ricos y religiosos vulnerando. El desarrollo humano, entendido como un pro- ceso que implica la articulación de medidas y ac- ciones para el mejoramiento de las condiciones de vida de las personas no sólo en términos económi- cos, sino sociales y culturales, de acuerdo con las necesidades y demandas sentidas por las comu- nidades, está íntimamente ligado con los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales (Bolívar, 2002; Ferrer, 2007). La cultura y el patrimonio tangible e intangible de las comunidades estarían inscritos en esta serie de actividades, acciones y políticas públicas que propician escenarios de igualdad, inclusión y par- ticipación, donde el fin último engloba no sólo una mejor calidad de vida, sino una explícita inclusión de la ciudadanía en la gestión de tales medidas y su participación, como un ejercicio que además im- plica, la realización de derechos civiles y políticos. En el caso del Parque de las Siete Culturas, el patrimonio monumental, la pirámide de Cholula, se inscribe como un símbolo donde están deposita- dos valores, tradiciones, usos y costumbres (patri- monio intangible) que sirven al desarrollo cultural y humano de la comunidad cholulteca. Propician expresiones artísticas, pero también formas de convivencia y organización, que se reconstruyen y resignifican en la diversidad que habita la región 10 . La pirámide, coronada por la iglesia de la Vir- gen de los Remedios, forma parte de la vida coti- diana de los habitantes. Su existencia y presencia es manifestación de una memoria colectiva viva, en constante transformación y resignificación. En el sincretismo que entraña están puestas formas de organización como las mayordomías, así como una fe católica articulada con actividades como la agricultura y otras actividades de la vida diaria; todo ello, anclado a la identidad cholulteca de los lugareños y de los que no lo son. Las características iniciales del parque, mencio- nadas anteriormente, comprendían entre otras cua- lidades, la colocación de vallas en los alrededores de la pirámide, limitando el acceso y libre tránsito de los transeúntes al templo de la Virgen de los Re- medios, así como el fomento de un comercio res- 10 Existen características demográficas de la población de los municipios de San Pedro Cholula y San Andrés Cholula que dan cuenta de la diversidad cultural promovida no sólo por la histo- ria y cultural ancestral del lugar, sino también por la acelerada y creciente conurbación de la ciudad de Puebla, gentrificación y migración interna.

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