Derechos Humanos / Anuario 2017

104 DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2017 comunidad para justificar un proyecto político y una idea específica del bien común (Vizcaíno, 2003: 46). El mismo autor establece que el nacionalismo sirve a los Estados para facilitar la gobernabilidad en su territorio, para ello pueden utilizar una gran variedad de símbolos, siendo lo más relevante que a través de ellos se pueda construir y legitimar una imagen de comunidad y la unifiquen política, jurídica y cul- turalmente. Símbolos que al ser realzados por un ac- tor considerado relevante para la sociedad envía un mensaje al colectivo útil a su acción y propósito, es decir, la unificación política y cultural de la sociedad a través de un grupo determinado (Vizcaíno 2003). Estos procesos nacionalistas pueden tornarse con facilidad en fenómenos negativos, pues como bien señala Isidro Cisneros, el racismo puede con- siderarse como “el suplemento interior del nacio- nalismo; este suplemento necesario para que los estados-nación logren proyectar, en la vida cotidia- na y en una perspectiva histórica, una autarquía que sería imposible desde un puesto de vista cul- tural” (2001: 184). Asimismo y bajo tal perspectiva, señala, “Existe un recelo hostil ante lo extranjero que se funda en intenciones que no conocemos y en una apariencia y tradiciones culturales que son inquietantes. De estos rasgos que desconocemos surgen los prejuicios colectivos en contra de las minorías” (2001: 185). Estigma y xenofobia contra la población migrante La conceptualización adoptada por la CIDH sobre el estigma vinculado a relaciones de poder resulta útil para comprender las dinámicas de discriminación que enfrentan las personas migrantes. De acuerdo con el organismo internacional, éste debe com- prenderse “como un proceso de deshumanización, degradación, desacreditación y desvalorización de las personas de ciertos grupos de la población. El objeto del estigma es un atributo, cualidad o identi- dad que se considera inferior o anormal. El estigma se basa en una concepción social de lo que somos nosotros, en contraposición a ellos, que confirma la normalidad de la mayoría mediante la desvaloriza- ción de los otros” (CIDH, 2015a: 42). En tanto que los estereotipos pueden entenderse como “las preconcepciones, generalmente negati- vas y con frecuencia formuladas inconscientemente, acerca de los atributos, características o roles asig- nados a las personas, por el simple hecho de per- tenecer a un grupo en particular, sin considerar sus habilidades, necesidades, deseos y circunstancias individuales” (CONAPRED, 2016: 19). Asimismo, los estereotipos suelen generar prácticas o comporta- mientos negativos realizados por personas que adop- tan tales preconcepciones en contra del sujeto este- reotipado dando cabida a los llamados prejuicios. Las prácticas y discursos gubernamentales han generado o al menos permitido, que a lo largo de la historia las personas migrantes enfrenten una serie de estereotipos y prejuicios que complejizan su travesía en países de tránsito, además de difi- cultar su integración en países de acogida. Cecilia de la Garza identifica que “la xenofobia es el re- chazo expresado a través de prejuicios en contra de todo aquel extranjero, teniendo en cuenta que los prejuicios son convicciones sin fundamento, con desconocimiento de los hechos que desenca- denan fácilmente la discriminación” (2011: 87). De manera generalizada puede establecerse que las personas migrantes enfrentan acusaciones en torno a tres temas particulares, el primero relacio- nado con temas de seguridad, como delincuencia y terrorismo; el segundo relacionado con cuestiones económicas como la oferta y demanda de empleos y el desgaste fiscal que representa su acceso a algu- nos servicios públicos y, finalmente, los cambios en patrones culturales que se insertan en la comunidad receptora de migrantes. El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo señala que: Es generalizada la creencia de que los impactos [que se crean alrededor de las personas migrantes] son negativos, en la medida de que los recién llegados son percibidos como los que “nos dejan sin trabajo”, cuando tienen empleo, viven de los contribuyentes al pedir ayuda al Estado cuando no tienen empleo, sobrecargan los servicios públicos en áreas como la salud y la educación, crean tensiones sociales con los lugareños u otros grupos de inmigrantes e, inclu- so aumentan la delincuencia (PNUD, 2009: 79). Estas cargas que enfrentan las personasmigrantes se acentúan cuando la persona extranjera se encuentra en una condición jurídica irregular, es decir, aquellas personas que no poseen los documentos requeridos por el Estado en tránsito o receptor para ingresar y circular por éste. En tal sentido puede afirmarse que:

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