Derechos Humanos / Anuario 2017

DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2017 101 rra Mundial, la crisis económica de 1929, conocida como la Gran Depresión y, posteriormente, la Segunda Guerra Mundial. Fue tam- bién durante esta época que algunos Estados, particularmente los receptores de extranjeros, comenzaron a establecer normas y leyes migratorias restrictivas. La tercera época conocida como la migración posindustrial inició en la década de 1960. Por primera vez, los flujos migratorios con mayor intensidad provenían de otros continentes distintos a Europa, originándose la migración en países que se encontraban en vías de desarrollo hacia países económicamente desarrollados. Finalmente, hacia la década de 1990, las condiciones evolutivas y el engrosamiento de la migración internacional dieron lugar a la épo- ca histórica actual, donde la migración se concibe como un fenóme- no globalizado marcado por gran diversidad en los países de origen y destino, costos de traslado más accesibles, nuevas tecnologías de comunicación y mayor participación gubernamental. Si bien, este panorama otorga una perspectiva histórica que da cuen- ta de la longevidad del fenómeno, no vislumbra la dramática situación que en la actualidad enfrentan cientos de miles de personas que, debido a las precarias condiciones de vida, se ven obligados a iniciar un despla- zamiento hacia otro país en la búsqueda de mejorar su situación. En tal sentido, la pobreza, desigualdad, violencia y cada vez con mayor afluencia los cambios climáticos y desastres naturales, actuando de forma multicausal, derivan en factores de expulsión que hacen impo- sible a las personas vivir dignamente en su lugar de origen. Cabe precisar que aun y cuando este ensayo pre- tende focalizar su análisis en los Estados de tránsito y recepción de migrantes, no pasa desapercibido que los factores de expulsión señalados con ante- rioridad son resultado de la ausencia de garantías y protección efectiva por parte de los Estados origi- narios, lo cual deja entrever a las personas migrantes como sujetos despojados de sus derechos incluso antes de su partida. Con este escenario, situados en la época de la migración glo- balizada, y para comprender la complejidad que resulta reconocer como sujetos de derecho a las personas extranjeras, es necesario indagar en los andamiajes que construyen la idea del Estado-nación. En tal tesitura, la teoría clásica ha conceptualizado al Estado como una “persona jurídica formada por una comunidad política, asentada en un territorio determinado y organizada soberanamente en un go- bierno propio con decisión y acción” (Millán, 2000: 46). Asimismo, para ser considerado como tal, el Estado requiere de tres elementos constitutivos que de acuerdo con Londoño se resu- men en “Un territorio delimitado por fronteras, una población y un gobierno titular del monopolio de la coacción legítima investido de un poder institucionalizado” (2007: 51). Cada uno de ellos sostiene relación directa o indirecta con la migración internacional, aspectos que serán analizados a continuación: La pobreza, desigualdad, violencia y cada vez con mayor afluencia los cambios climáticos y desastres naturales, actuando de forma multicausal, derivan en factores de expulsión que hacen imposible a las personas vivir dignamente en su lugar de origen.

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