Derechos Humanos / Anuario 2016

DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2016 85 sociales en el que se desarrolla su acción; 4) que tiene capacidad para producir nuevas normas y legitimaciones en la sociedad (Laraña, 1999: 127). Melucci (1999) esclarece aún más el concepto de ruptura de los límites del sistema como “la acción que sobrepasa el rango de variación que un sistema puede tolerar, sin cambiar su estructura (entendida como la suma de elementos y relaciones que la conforman)” (47). Esta última cita permite generar una caracterización más detallada, ya que, de acuerdo con la propuesta de los nuevos movimientos sociales, el cambio o no de la estructura del sistema incluso puede ser un fin. El contexto actual de los movimientos sociales en México está caracterizado por procesos de conflictividad y crisis que, en algunos casos puede verse como regresión sobre los avances logrados en materia de derechos humanos, tolerancia y respeto por las luchas emergentes. Todo esto en el marco del proceso de instauración y desarrollo de un Estado neoliberal y que, de acuerdo con Martínez (2011), responde a las exigencias del mercado más que a las de los ciudadanos; condiciona las formas de administración de los recursos no sólo monetarios sino naturales, posicionando al Estado en mero administrador de recursos ante los grandes monopolios saqueadores de materias primas para la producción a gran escala. Siguiendo a Wallerstein (2006), esta posición político/económica del Estado, enmarcada en las reglas del sistema –mundo– capitalista, pone de manifiesto relaciones bipolares que entran en conflicto de intereses, develando una postura desbalanceada entre los intereses de los pueblos originarios, por ejemplo, y los de los grandes empresarios o particulares. De esta forma, el ejercicio de poder se da en condiciones desigua- les, de inseguridad e impunidad; dejando en indefensión a los actores sociales menos privilegiados. Algunos sectores del Estado, así como las trasnacionales, se constituyen en enemigos difusos que no tienen cara ni rostro , pero sí manos que ejecutan desde las arcaicas hasta las más sofisticadas formas de control ante las protestas ciudadanas y de movimientos sociales. Así, una estrategia del Estado para deslegitimizar a los movimientos sociales es el uso de los medios de comunicación que desvirtúan la información generando opinión pública, lo cual, dentro de una lógica glolocal , influye tanto en las visiones macrosociales sobre los movi- mientos como en las formas microsociales de interacción entre los diversos actores de dichos movimientos. Otra de las estrategias es la fragmentación de las redes sociales y comunitarias de los pueblos a través de la introducción de agentes ideologizadores, como los partidos políticos, las religiones, los programas sociales gubernamentales, los grupos paramilitares, los grupos de choque e, incluso, la permisividad o, en todo caso, la omisión de acciones que controlen la inserción del crimen organizado o de cárteles de narcotraficantes. El contexto actual de los movimientos sociales en México está caracterizado por procesos de conflictividad y crisis.

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