Derechos Humanos / Anuario 2016

60 DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2016 Así se convierte en uno de los pilares fundamentales de la cultura indígena porque, a través de ese conocimiento ancestral y de su co- munión con la naturaleza, las comunidades han sobrevivido frente a los esquemas que les impone la economía de mercado. Este conoci- miento empírico, proveniente de épocas precolombinas, no sólo sirve para el cuidado de la salud individual, sino también para la defensa de los derechos colectivos, ya que, al preservarlo, las comunidades refuerzan su cultura originaria y hacen frente a la explotación des- medida de los recursos naturales en su territorio, efectuada por las grandes empresas. Al respecto, la OMS (Organización Mundial de la Salud), en su Informe sobre la Salud en el Mundo (2005) reiteró la importancia de las parteras para evitar o solucionar problemas presentados durante el parto, ya que ellas reducen la mortalidad materna a niveles sor- prendentemente bajos y ayudan a mejorar la salud de la madre y del recién nacido, sobre todo en aquellas regiones donde los accesos a los servicios de atención de la salud son insuficientes. A nivel mundial, las parteras han evitado el 61% de las muertes maternas, el 49% de las defunciones fetales y el 23% de las neonatales (García Vázquez et al., 2012). En este orden, el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) considera que las parteras son esenciales para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) para 2030. En los últimos 25 años, las parteras tradicionales han logrado reducir casi a la mitad las muertes maternas, aunque cada año mueren todavía alrededor de 300 mil mujeres en el embarazo o el parto, y casi tres millones de niñas y niños no sobreviven las primeras cuatro semanas de vida. En América Latina las parteras tradicionales atendieron aproximada- mente 23%de los partos registrados en 2000 y 16%en 2005 (Campbell, et al., 2011: 14 y 16). México es un país con larga tradición en la partería. En 2005 se tenían registradas 12,464 parteras tradicionales, 17,929 en 2007 y alrededor de 22 mil en 2010 (SSA). Anualmente atienden más de 300 mil partos, principalmente en las comunidades rurales de los estados de Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Tabasco, Veracruz y Puebla (INEGI, 2000, 2010) (García Vázquez et al., 2012). Su labor ha sido premiada por la calidad y metas alcanzadas en la reducción de la mortalidad materno-infantil. Tal es el caso de las parteras del Hospital Integral de Cuetzálan, Puebla, quienes reci- bieron en 2007 el Premio Nacional de Calidad. Por tanto, conviene puntualizar en las prácticas y recursos terapéuticos utilizados por ellas en los pueblos y comunidades indígenas, ya que pueden con- tribuir a mejorar la atención del parto dentro de un modelo de aten- ción integral de salud. En el estado de Hidalgo, de acuerdo con la Secretaría de Salud (SSH), existen 431 parteras registradas, de las cuales 211 se con- centran en la jurisdicción de Huejutla, esto representa cerca de 50% del número total de ellas en dicho estado. De estas 211 parteras, 206 hablan náhuatl lo que representa el 97.6%, además del español, y menos de 3% utilizan exclusivamente el náhuatl.

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