Derechos Humanos / Anuario 2016

24 DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2016 orden de matar a los jesuitas; un coronel y un teniente, la absolución de los que dispararon directamente y el encubrimiento de los miembros del Estado Mayor que organizaron el asesinato y dieron la orden; absolución, condena y encubrimiento, esos son los resultados. Evidentemente fue un momento duro, inicialmente porque el gobierno, de modo sistemático, decía que la guerrilla había asesinado a los jesuitas y estuvo prác- ticamente mes y medio afirmando eso, cuando todos los datos que teníamos nosotros, desde el primer día, indicaban que había sido el ejército, pues a ellos los matan a 200 metros o 250 metros de una colonia enfrente de la UCA en donde vivían los familiares del Estado Mayor, que estaba súper protegida, incluso con perímetros amplios –no sólo la propia colonia– a 400 metros de donde estaba el edificio de la Inteligencia militar y a 700 metros en línea recta de donde estaba el Estado Mayor del ejército. Los tiros se oyeron desde el Estado Mayor del ejército, según declaraciones de unas personas que estaban ahí durante el juicio. Entonces decíamos que una cosa tan cercana, en un momento de ataque de la guerrilla en la ciudad y con perímetros ampliados de seguridad que veíamos todas las noches y todo el día en la zona donde vivíamos, es decir, un atentado de 20 minutos con explosio- nes fuertes, solamente los puede realizar el ejército. De hecho, los jesuitas de Nicaragua inicialmente dijeron que los jesuitas de El Salvador habían sido asesinados por los escuadrones de la muerte, y yo les llamé en ese momento para decirles: “no digan escuadrones de la muerte, digan ejército salvadoreño”. Estábamos convencidos de que había sido el ejército, y eso mismo el mero 16 de noviembre se lo fuimos a decir a Cristiani, tanto monseñor Rivera, como yo; fuimos juntos, de hecho; pero el gobierno mantuvo duran- te bastante tiempo la versión contraria, incluso envió delegaciones a Washington, a Madrid y a Roma para insistir en que la guerrilla era la que había asesinado a los jesuitas. A Roma, lamentablemente, fue- ron dos obispos y un sacerdote, que era secretario de la Conferencia Episcopal, a decir que había sido la guerrilla y eso forzó que tuviera que viajar, en medio de la situación tan tensa del país, el arzobispo, monseñor Rivera, para insistir en que había sido el ejército, aparte de que los obispos que fueron a Roma acusaban a monseñor Rivera de impedir las investigaciones lanzando acusaciones temerarias contra la fuerza armada; así decía un papel que repartieron por todas las oficinas de las congregaciones romanas. Rosario Arrambide: En este contexto de búsqueda de la justicia, ¿cuál fue el papel o de qué forma se impulsó desde la Compañía de Jesús la búsqueda de la verdad? José María Tojeira: De hecho, en este primer juicio, quien llevó la par- te más directa de los abogados que se hicieron parte, es decir, de la acusación privada, y quien llevó también dentro del país la presión El gobierno, de modo sistemático, decía que la guerrilla había asesinado a los jesuitas y estuvo prácticamente mes y medio afirmando eso, cuando todos los datos que teníamos nosotros desde el primer día indicaban que había sido el ejército.

RkJQdWJsaXNoZXIy MTY4MjU3