Derechos Humanos / Anuario 2016
DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2016 23 IDHUCA, y al padre Martín Baró, que era una de las personas que también colaboraba mucho con Ellacuría y que mantenía un liderazgo de expresión y comunicación en los medios importantes en favor de la paz. En esa cadena también mencionaban al arzobispo, quien era un ardiente defensor del proceso de paz; a monseñor Rivera y a su auxiliar Gregoria Rosas, que vive todavía. Las peticiones yo las escuché porque llegué a la casa ya iniciada la ofensiva con bastante trabajo y sorteando tiroteos, pero alcancé a oír esa cadena radial y las peticiones de que se le asesinara; era una cadena radial puesta por el gobierno. Las peticiones de que se le asesinara eran sistemáticas, muy fuertes, muy seguidas, tanto contra él, como contra los jesuitas en general, contra los dos que mencioné, como contra monseñor Rivera y monseñor Rosa, el arzobispo y su auxiliar. Rosario Arrambide: ¿Usted estaba en la casa ese día? José María Tojeira: El día de la ofensiva estaba en el cine, comenzó la ofensiva y me costó trabajo llegar a la casa. El día del asesinato estaba durmiendo en mi cuarto que dista aproximadamente entre 40 y 50 metros del lugar donde los asesinaron, no tenía visibili- dad porque había otra casa enfrente que impedía la visibilidad, pero escuchaba el sonido, y claro, fueron 20 minutos de un intenso tiroteo y con varias explosiones. Posteriormente, en el juicio y a través de las declaraciones del propio ejército, nos dimos cuenta que habían utilizado tres tipos de armas: el M-16 norteamericano, una AK-47 de fabricación rusa y un M-60, que es de estas ametralladoras grandes que se suelen apoyar en el suelo antes de disparar, porque no se manejan a mano, digamos, y tiraron tres granadas contra el edificio wpero la duración fue aproximadamente 20 minutos, como digo, de intenso tiroteo y de explosiones; al final tiraron dos bengalas que yo no las vi, pero un compañero sí las vio, y luego se hizo el silencio. Todos en mi casa, porque vivíamos siete jesuitas a esta distancia de 40 a 50 metros, habíamos pensado que era un enfrentamiento en la calle y un enfrentamiento fuerte por la intensidad de los disparos; después ya nos dimos cuenta a las 6.30 de la mañana que nos vino a avisar el esposo de Elba, el papá de Celina, las dos mujeres ase- sinadas. Nos dimos cuenta a través de él que había sido la masacre de los jesuitas y además la destrucción, no total, pero sí el ametralla- miento sistemático del edificio y el fingimiento de un enfrentamiento. Rosario Arrambide: Me comentaba que en esa época era provincial y se le había nombrado como parte ofendida en el juicio, ¿me podría platicar un poco de qué obstáculos o qué avances hubo en el marco del acceso a la justicia de los asesinatos? José MaríaTojeira: Los procesos judiciales en el caso jesuita han sido varios, pero en el juicio concreto yo diría que el resultado fue la captura de los autores materiales, la condena de los intermediarios de la Habíamos pensado que era un enfrentamiento en la calle y un enfrentamiento fuerte por la intensidad de los disparos.
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