Derechos Humanos / Anuario 2016

DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2016 21 defender los derechos humanos, sino también de investigar desde la universidad el tema de los derechos humanos y reflexionar sobre los mismos en una etapa de guerra. Por eso el IDHUCA fue fundado hasta 1985, precisamente porque ya existía otro anteriormente, que era el que había funcionado especialmente con el arzobispo, con monseñor Romero, y se trataba de priorizar ese esfuerzo que había nacido en el colegio y después la UCA se mete ya con el tema de la investigación. Rosario Arrambide: Usted, en esa época, ¿qué cargo desempeñaba en la Compañía de Jesús? José María Tojeira: Yo había estado en Honduras inicialmente desde el año de 1969, pero también estuve en México dos años estudiando y después, ya en 1985, vine aquí, primero como formador de los jesuitas jóvenes y después a partir del 1988 como provincial. Yo viví aquí la guerra desde 1985 hasta 1992 –siete años, la guerra duró once– . Y ya el momento del asesinato de los jesuitas me tomó como provincial de los jesuitas; de hecho, el juez me registró en el juicio de los jesuitas como la parte ofendida. Rosario Arrambide: ¿Me podría platicar un poco el contexto en que se dio el asesinato de los jesuitas? José María Tojeira: El asesinato de los jesuitas se dio en un contex- to de tensión fuerte. Después del triunfo del Partido Arena en las elecciones, el presidente Cristiani había tomado el poder en junio de 1989 y se había manifestado a favor del diálogo con la guerrilla; eso había creado tensiones relativamente fuertes en algunos grupos, digamos gubernamentales o cercanos a la tradición gubernamental y militar que aspiraban a la victoria militar y veían la negociación, desde siempre, como una especie de rendición ante las fuerzas del FMLN; habían empezado a aumentar los atentados, los asesinatos selectivos y muy poco antes del asesinato de los jesuitas una bomba mató a 14 sindicalistas dentro de una central sindical, y en los últimos años la guerra había ido suavizando las violaciones de derechos hu- manos a partir del triunfo de Cristiani y del proceso de negocia- ción que se retoma mediado por las Naciones Unidas; entonces se avizora que se puede llegar ya a una solución. Entonces hay este tipo de endurecimiento de un sector y la guerrilla contesta a este endurecimiento con una ofensiva contra la capital, de la que llegan a apoderarse de una tercera parte aproximadamente. Esto hace que crezca enormemente la tensión. La verdad es que vivíamos en una guerra en el país; los que vivía- mos en la capital casi no podíamos salir, no se veían circular carros por la calle; los que circulaban ataban un paño blanco en la antena de los vehículos; la gente viajaba con una gran tensión. Yo que salí antes de que los mataran, tanto para ir al Arzobispado, como para intentar localizar a unos jesuitas jóvenes que vivían en un barrio mar- ginado en donde se estaban disparando mutuamente el ejército y la

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