Derechos Humanos / Anuario 2016

152 DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2016 cuadra que recibieran a las personas que estudiaban en el turno vesper- tino y que regresaban a sus casas una vez caída la noche. Si hubo una organización social, sería imposible que no fuera de ese modo, pero fue incipiente y completamente inefectiva para salvar a Paulina de la muerte. Para no perder la esperanza, las organizaciones de derechos hu- manos debemos tener siempre en el imaginario los 17 millones de años que tiene el planeta para visibilizar así cuán grano de arena es lo que estamos haciendo, y luchar siempre porque ese grano de arena sea firme, sin posibilidades de retroceso, aunque esto implique una lentitud apenas soportable, y de vernos contagiados cada día con la utopía de Galeano, haciendo pequeñas cosas, en lugares pequeños para cambiar al mundo. Y ahora, si me permiten, a manera de conclusión dejo este pensa- miento para Paulina y las miles de mujeres que faltan en este país, que recuerda más allá de los discursos políticos el sentido de sentirse mujer joven y segura en México y en América Latina: Las queremos vivas para escribir poesía, música e historias; para conquistar el cosmos, las profundidades del mar y la cima de las montañas; para usar los espacios públicos para el arte, la cultura, la construc- ción de ciudadanía; para ocupar los bancos escolares, las curules, las sillas presidencia- les y ejecutivas de las empresas. Las queremos vivas para decirle a los niños, a los jóvenes y los adultos que somos igua- les en derechos y dignidad; que queremos transitar por la vida con ellos, sin violencia, con amor y respeto; que somos dueñas de nuestros cuerpos y decisiones. Las queremos vivas para tejer sueños y esperanzas; para cuidar la tierra, el agua, el cielo; para construir un mundo con oportunidades para todas y todos. Paulina, Isis Yadira, Sonia, Blanca Elena, Esperanza Manuela, Suje, Lizet Berenice, las miles de mujeres desconocidas: no pudimos evitar su muerte. Nuevamente, la madre tierra abre sus brazos para recibir sus cuer- pos adoloridos. Están ausentes, pero presentes en nuestro dolor e indignación. Caminarán con nosotras exigiendo verdad y justicia, Teresa, Lupita, Angelita, las desconocidas marcharán con nosotras para exigir castigo para los asesinos, cas- tigo para las y los funcionarios públicos y representantes populares, omisos, negligentes, cómplices, indiferentes, que descalifican, cul- pan, calumnian, agreden y mienten. Marcharán con nosotras para exigir cumplimiento a las obligaciones de las autoridades y representantes populares de prevenir, atender, sancionar y erradicar la violencia hacia las mujeres.

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