Derechos Humanos / Anuario 2016

148 DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2016 fue la siguiente: en mi pueblo, a una maestra le hicieron lo mismo que a mí, ella denunció y el jefe de la policía es también el jefe de los sicarios; como venganza, le quemaron con ácido las manos y las piernas. La única opción para ella fue el traslado a un refugio, lugar al que llegan las mujeres a quienes el Estado no es capaz de garan- tizar el derecho a la libertad o la vida. Unas semanas después, su pequeña hermana de 14 años fue tomada por el grupo criminal para reemplazarla y Margarita tuvo que regresar a su pueblo. La mirada de género para la seguridad ciudadana implica analizar las relaciones de poder de las que daré cuenta a continuación, y que se relacionan directamente con el patriarcado y sus conse- cuencias en la seguridad de las mujeres. El patriarcado se manifiesta en la forma en que somos tratadas cuando somos víctimas de un delito y acudimos a presentar una denuncia, después de todo, el discurso oficial dice que todos y todas somos iguales ante la ley. Dos ejemplos nos pueden servir para cuestionar el mito de la igualdad ante la ley: el de Pancho y María. Ambos viven en una comunidad rural, digamos que en “San Juan de los Pitos”; ambos son vecinos. Por la noche entran ladrones y le roban un caballo a Pancho y un caballo a María. Desde el punto de vista jurídico, ambos son sujetos de robo de ganado, los dos tienen derecho de venir a Puebla, que dista tres horas de camino, para interponer la denuncia; son iguales ante la ley; sin embargo, Pancho se levanta y le dice a su esposa: “hay vengo vieja, voy a Puebla”. Toma un rait y va a presentar la denuncia. María se levanta en la madrugada a preparar la comida que dejará a sus hijos, luego debe ir a buscar a su compadre Lucita para que la acompañe a Puebla y pedirle a su mamá que recoja a sus niños en la escuela; no pueden irse en rait , así que debe quebrar el marranito donde guardaba sus ahorros y esperar el camión. Este sencillo ejemplo nos devela el mito de la neutralidad de las leyes; es decir, se asume que aplican de manera igualitaria para mujeres y hombres, pero en realidad, al no considerar las diferentes condiciones y necesidades de unas y otros, conducen con frecuencia a resultados desiguales que favorecen, legitiman y mantienen la discriminación. Segundo ejemplo: a Luis le roban su coche, como dicen por acá, de inmediato va presentar la denuncia; el Ministerio Público le pre- gunta el número de placas, el lugar en que se lo robaron, la hora; simple y sencillamente le creen. Luisa es violada y llega al Ministerio Público; al relatar los hechos, lo primero que hace el funcionario del Ministerio es observarla para ver cómo está vestida, checa la hora en la que fue víctima del delito, le hace preguntas para estar seguro que no miente; no le cree. A Luis no lo cuestionan, no lo regañan, no le dicen “cómo eres pendejo, ¿por qué no lo dejaste en un estacionamiento?, ¿por qué no te fijaste que no había luz mercurial?, ¿seguro que no andabas borracho y no te acuerdas dónde dejaste el coche?"

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