Derechos Humanos / Anuario 2016

DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2016 127 sacramental es la creación de un nuevo ser, es decir, la descendencia a través de hijos. Para, Forcades si eso es lo sacramental del matrimonio, entonces ¿por qué dejar casarse a mujeres ya con menopausia, o a aque- llas que por razones de salud no pueden tener hijos, o que simplemente no quieran hacerlo?, y lo mismo aplica para los hombres, por lo tanto, bajo este argumento, esta monja benedictina y feminista considera que lo sacramental de un matrimonio no son los hijos. Profundizando un poco más, una unión podría verse como la complementariedad de las personas, pero Forcades aquí advierte que tampoco puede ser ese el sentido del matrimonio, pues resultaría un tanto “utilitario” el estar con alguien por complementarnos, por encontrar en otra persona aquello que hace falta, por lo tanto, la complementariedad tampoco es lo sacramental del matrimonio. Lo sacramental en un matrimonio sería lo que Forcades llama amor pericorético , aquel amor que permite la realización de la otra persona en libertad, que deja ser, que alienta y apoya, pero no estorba ni controla, un amor en libertad, mas no en libertinaje, sino en libertad de ser. En esa libertad se decide compartir la vida con alguien más, entendiendo el amor como libertad y realización de la otra persona en su “dejar ser”. Teresa Forcades no encuentra, entonces, argumentos en contra del matrimonio homosexual. La mirada profunda que brinda esta religiosa a favor de la unión matrimonial de todas las personas, trasgrede una estructura católica, conservadora y patriarcal. Argumenta, desde el propio seno de la Iglesia a la que ella pertenece, a favor de reconocer derechos por igual a toda la sociedad, por lo que resulta ser un argumento religioso humanizante, que busca avanzar y otorgar la posibilidad de derecho al matrimonio a todos. Su planteamiento no es el de la exclusión ni la negación, sino del amor. Es importante tener en cuenta este tipo de argumentos si se busca realmente tener una inferencia en la sociedad cuando llegan con un discurso en contra, pues en vez de debatir o invalidar los argumentos religiosos, también se puede partir de éstos para promover y defender los derechos de todos y todas. Concluyo reflexionando que reconforta saber que dentro de la Iglesia Católica existen posiciones que se basan en el amor. La mirada de Teresa Forcades, las posturas de la Universidad Iberoamericana y del papa Francisco, son ejemplos de esto. Ellos entienden y promueven el mensaje de un Dios que no juzga, no rechaza ni niega, sino que acepta, ama y libera, incluso, en el momento más doloroso de su existencia, intercede por sus verdugos. En la crucifixión, Jesús dijo: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. Y los soldados echaron suertes, repartiéndose entre sí Sus vestidos” [Lucas, 23:24]. Ese Dios es uno consciente de los errores y contradicciones humanas, y ejemplo de que sólo en libertad el amor verdadero existe. A partir de consideraciones como las expresadas, reivindico que ser católica, creyente y lesbiana no implica contradicción alguna. Y que se necesita construir desde el amor la defensa del derecho de todas y todos, a ser en el mundo. Lo sacramental en un matrimonio sería lo que Forcades llama amor pericorético , aquel amor que permite la realización de la otra persona en libertad.

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