Derechos Humanos / Anuario 2016

DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2016 107 narcotraficantes. Una mujer, que tiene un quiosco de tinto (café) y lo vende a un guerrillero es sacrifi- cada por los paramilitares por traición. Cada grupo identitario marca su territorio: la guerrilla está en la selva; los paramilitares en los departamentos del norte del país, donde existieron grandes haciendas de terratenientes que importaban y exportaban ganado, pero que fueron vacunados 4 por la gue- rrilla y tuvieron que huir para salvar sus vidas; los narcos están en las selvas donde funcionan los la- boratorios clandestinos de producción de cocaína; las autodefensas son propietarios de tierras que se organizan para autoprotegerse y hacer justicia por su propia mano, ante la ausencia y desprotección del Estado. En el México actual, la realidad no es muy distinta a la de Colombia, pensando en la similitud de con- flictos que existen, aunque la guerrilla tiene poca presencia, estamos ante un panorama bélico de proporciones inimaginables donde distintos cárteles de narcotráfico y crimen organizado se disputan territorios, donde el Estado se alía a unos u otros grupos dependiendo del lugar, partido político o gobierno. El fenómeno del crimen organizado ya ha sido ampliamente documentado, por Anabel Hernández y otras/otros periodistas de medios escritos de amplia circulación nacional. En dichas obras, reportajes amplios y libros, se afirma que el Estado mexicano opera vinculado a grupos delic- tivos, es decir, hay entidades en la República en las que gobierna el crimen organizado (Hernández, 2014). En ese contexto, en algunos estados gobierna el crimen organizado y en otros su presencia va creciendo día con día. También surgen grupos armados que cuidan o tratan de preservar su terri- torio, ante la ausencia de un Estado que vela por sus derechos y seguridad, como son las autodefensas o policías comunitarias. 4 Vacuna es el término empleado en Colombia para representar la extorsión de la guerrilla a los hacendados y comerciantes. Éstos recibían notificaciones en las cuales se les exigía una “cuota de guerra”, a manera de impuesto, para garantizar el trabajo y la vida de la familia. Quien paga una vez queda va- cunado; es decir, le seguirán cobrando cuotas indefinidamente bajo la amenaza de secuestro o muerte. Las vacunas constitu- yen una forma de financiamiento de la guerrilla para comprar armas y fortalecer el activismo político al margen de la ley. Los hacendados se empobrecieron y tuvieron que huir del país para proteger sus vidas, a tal punto que llegó un momento en que los pueblos quedaron vacíos ante la presencia de la guerrilla. Apa- recen, entonces, los paramilitares para proteger el patrimonio y la tranquilidad de los terratenientes y comerciantes. ¿Qué significa el cuerpo de las mujeres en medio de las relaciones de poder que se tejen al interior y entre los grupos que actúan al margen de la ley o de delincuencia organizada? En todas las culturas, la moral es un valor femenino que debe ser promovido y resguardado. Celia Amorós (2000) nos habla de una división sexual del valor refiriéndose a la moral según el sexo de pertenencia, pues se ha exaltado la universalidad de los valores femeninos positivos como la ternura, la suavidad, la abnegación versus los valores de competencia, fortaleza y rendimiento, universalizados como valores masculinos. En México y Colombia, países marianos por excelencia, el discurso religioso resalta las virtudes de la virginidad, la familia como principio y fin de la organización social, la maternidad, el ser una buena madre, abne- gada, sacrificada, víctima, sufriente. La religiosidad en estos países del continente americano refuerza la moral femenina de la que nos habla Amorós. Como cultura patriarcal, el código de honor hace parte de un pacto ético en el cual guerrilleros, para- cos,narcos,paramilitares,ejércitos,etc étera, acuerdan la posesión de las mujeres o, mejor dicho, de sus cuerpos. De ahí que el honor entre enemigos se vengue en el cuerpo de sus mujeres; por eso son violadas, torturadas, explotadas sexualmente y mar- cadas como propiedad privada. Entre grupos que se disputan el poder, el embarazo tiene un significado político. Ese nuevo ser se convertirá en un militante más para “la causa” o en un enemigo que debe ser eliminado. Por ejemplo, en México, la matanza en Acteal, en el estado de Chiapas, el 22 de diciembre de 1997, tuvo esas manifestaciones de paramilitares contra una población indefensa; pero en resistencia, la matanza se ensañó especialmente con las mujeres embarazadas, abriéndoles el vientre para arrancar al producto de sus entrañas. No es casual que, de un total de 45 víctimas, sólo nueve fueran varones, el resto se trataba de mujeres, niñas y niños. En Colombia, los paramilitares extraen el feto del cuerpo de una mujer embarazada por un guerrillero y lo exhiben públicamente como ejemplo de lo que le puede suceder a otras si se relacionan con el ene- migo. El análisis de esta acción simbólica se sitúa en el útero que habita en el cuerpo de una mujer. Este es el templo sagrado donde se origina la vida, y para explicar su valor simbólico se toma como referencia el estudio de Janett Segovia (2011) sobre el Ritual del encierro, en la cultura Wayuu ubicada en la pe- nínsula de La Guajira, entre Colombia y Venezuela.

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