Multiplicación del trabajo y nuevos retos para la justicia social
48 zaciones. El juego de roles era un aspecto central para aprender técnicas de negocia - ción. Las trabajadoras, entonces, eran divididas en grupos de cuatro y se les asignaba una tarea específica. Una era la empleadora, otra la trabajadora del hogar, una tercera la facilitadora, que explicaba a cada trabajadora qué tenía que hacer en su rol. La cuarta trabajadora era observadora y comentaría sobre el desempeño de la facilitadora. Des - pués seguía una discusión abierta para analizar el rol del empleador–empleada y la capacidad de la facilitadora del grupo para explicarle a cada una cuál era su función. La mayor parte de las trabajadoras que tomaron los entrenamientos no sabían de la existencia de la Ley de los Derechos de las Trabajadoras Domésticas de Nueva York aprobada en 2010, y las pocas que sí sabían de ella no conocían su contenido. Una parte del entrenamiento estaba pensado para que las trabajadoras conocieran sobre dicha ley. Para ello, hubo un ejercicio donde las trabajadoras formaron parejas o grupos de tres y entraron a la “galería caminante”, dividida en seis partes, cada una con una cartulina que contenía uno de los derechos centrales de las trabajadoras del hogar en el estado, por ejemplo: derecho al salario mínimo, al pago por horas extra, a vacaciones pagadas, a días pagados si se ausentaban del trabajo por enfermedad, entre otros. Cada grupo debía discutir por cierto tiempo el derecho escrito en cada cartulina y escribir en ella preguntas sobre el tema. También podían hacer un dibujo que les facilitara recordar el derecho o la pregunta. Después de cierto tiempo, cada grupo se pasaría al siguiente panel y haría lo mismo con los otros derechos. Cuando el tiempo terminara, todas las participantes discutirían colectivamente lo que habían aprendido y cuáles preguntas tenían al respecto. El “estacionamiento” era una herramienta valiosa que las trabajadoras aprendie - ron en esta sesión del entrenamiento. Es una hoja donde las facilitadoras escriben las preguntas hechas por las trabajadoras que no fueron capaces de responder en una sesión. El compromiso de la facilitadora es buscar una respuesta para la siguiente se - sión. La cartulina del “estacionamiento” estaría a la vista de todas para que no se olvi - daran esas preguntas y las facilitadoras pudieran regresar a ellas una vez que tuvieran la respuesta. Como facilitadoras potenciales, las trabajadoras debían entender que no serían capaces de responder todas las preguntas que les hicieran y que eso estaba bien, nadie esperaba que supieran todo. Es importante mencionar la tensión que muchas trabajadoras sentían al discutir sus derechos laborales y participar en el juego de roles, algunas de ellas tenían miedo de hablar en público, aun cuando no hubiera mucha gente en la sesión. Este entrena - miento llevó a discusiones sinceras, honestas y, a veces, dolorosas sobre cómo algunas de ellas han sido explotadas de maneras que no percibían como explotación (p.ej . el no pago de horas extras), también muestra la importancia de conocer sus derechos y hacerlos cumplir. Aunque el programa de Groundbreakers y el entrenamiento sobre “Derechos de las trabajadoras y su empoderamiento” son dos características distinti - vas de la NDWA–NY para construir un movimiento fuerte, no son las únicas. carlos piñeyro nelson
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