Multiplicación del trabajo y nuevos retos para la justicia social
155 negativos del neoliberalismo. A continuación se presenta un breve recorrido de la historia reciente del campesinado mexicano para entender el contexto de su existen - cia, producido por las reformas estructurales. Desde mitad de los años setenta del siglo pasado, en muchas regiones rurales de México, los campesinos introdujeron nuevas experiencias organizativas y de lucha, al lado de las tradicionales reivindicaciones agraristas para el acceso a la tierra. 17 Surgie - ron entonces agrupaciones que en términos organizativos reivindicaban la autonomía o independencia de las instancias del Estado corporativo mexicano, y en términos estratégicos apostaban por la llamada “apropiación del ciclo productivo”, 18 es decir, para el control por el campesinado organizado del almacenamiento y comercializa - ción de la producción agrícola, con el fin de retener el excedente productivo que hasta aquel entonces solía ser apropiado por los intermediarios o caciques locales. Este ho - rizonte de lucha se tradujo en la creación de organizaciones productivas y, en ciertos casos, de “empresas campesinas del sector social”, 19 que funcionaban a través de la autogestión de sus integrantes. Entre finales de los setenta e inicio de los ochenta, estas luchas encontraron un respaldo en, y una sinergia con, el entorno institucional y presupuestal con el cual el Estado mexicano promovía iniciativas de fomento a la pro - ducción agropecuaria, que iban desde empresas paraestatales que compraban ciertos granos de los campesinos a precios de garantía, a la entrega de apoyos económicos a las organizaciones, hasta programas para el abasto de alimentos básicos en las comu - nidades rurales, como era el caso del Sistema de Abasto Rural de la institución Dicon- sa. A través de este programa gubernamental se promovió la creación de almacenes y tiendas comunitarias, los cuales eran financiados y controlados por la institución, pero operaban bajo la gestión ejecutiva de habitantes locales y organizaciones productivas en los llamados Consejos Comunitarios de Abasto. En esos años, diferentes organi - zaciones campesinas alcanzaron articulaciones a escala nacional, como fue el caso de la Unión Nacional de Organizaciones Campesinas Autónomas (Unorca), en la cual se integró —y participa todavía— Sanzekan Tinemi. Con la implementación del neoliberalismo desde mediados de los ochenta, y en particular durante los noventa, el campo mexicano sufrió profundas transformacio - nes. Las políticas para el sector agrícola se centraron, por un lado, en el desmantela - miento del sistema estatal de fomento al campo y en el retiro de la intervención del Estado en la economía, y, por otro lado, en la promoción de un modelo de producción intensivo y exportador que favoreció principalmente a las grandes empresas agroin - dustriales. En efecto, a partir de la mitad de los noventa, el Estado redefinió sus rela - ciones con los actores del campo, privilegiando la interlocución y el apoyo económico a las grandes organizaciones del sector agrario en detrimento de las representaciones 17 Grammont y Mackinlay, “Las organizaciones sociales y la transición política…”. 18 Moguel, “Crisis del capital y reorganización productiva…”. 19 Grammont y Mackinlay, “Las organizaciones sociales y la transición política…”, 33. la organización sanzekan tinemi en guerrero, méxico, ante la pluriactividad
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