Multiplicación del trabajo y nuevos retos para la justicia social

144 En la declaratoria del gobierno de la Ciudad de México se reconoce que los 329 mercados públicos, además de ser un ente económico, tienen “una estructura de co - mercio ancestral que erige el patrimonio económico de miles de familias, que a su vez proporcionan un importante servicio público para el abasto y el desarrollo de la cultura mexicana”. Se reconocen también las prácticas y relaciones que se dan en ellos como la esencia de la defensa del mercado público como un bien común. Estas experiencias nos invitan a reflexionar alrededor de la agencia de los sujetos, una agencia que se encuentra enmarcada por las relaciones de tensión y conflicto entre, por un lado, la capacidad de decidir y actuar y, por otro, las condiciones estructurales que determinan o limitan dichas capacidades de los sujetos. Por tanto, la autonomía, entendida en esta investigación como la capacidad de movilizar recursos en beneficio del colectivo, mejorar sus condiciones económicas, laborales, y desarrollarse en sus propios términos, está condicionada por el margen de libertad que los sujetos tienen para hacer las cosas que les resultan valiosas hacer. Esto es, una autonomía que se encuentra en constante tensión y que no escapa a las relaciones de poder que la subordinan y, por ende, es una autonomía que se encuentra limitada por dichas relaciones que la contienen y sólo pone en evidencia una disputa por pequeños o grandes márgenes de autonomía que les permita a los sujetos u organizaciones proponer e intentar mejorar sus condiciones. Los recursos necesarios para desarrollar la autonomía están condicionados por varios factores, entre ellos la voluntad política que se pueda establecer en situacio - nes concretas y con actores concretos, sean autoridades de gobierno o empresarios. Como señala la OIT, el objetivo del diálogo social es promover el consenso y generar una participación democrática de los actores en el mundo del trabajo, algo que, con lo empíricamente expuesto, ha alcanzado la experiencia de Monacoso. No obstante, cabe señalar que es una definición ampliamente debatida y que, en este caso de estu - dio, desborda la noción tradicional de diálogo social de la OIT basada en el esquema tripartido, es decir, en la participación de tres actores: los trabajadores asalariados, los patrones (capitalistas) y las instituciones (Estado), interpelando la acepción de esta categoría propuesta en esta investigación, puesto que refiere a figuras de trabajado - res por cuenta propia o independientes que compiten indirectamente en el mercado con grandes empresas y negocian con instancias gubernamentales para crear medidas normativas o legales, con las cuales generar condiciones favorables a sus actividades económicas. De manera tal que, al ser pequeños comerciantes, son a la vez trabajado - res, dueños y patrones de su propia actividad laboral, y su principal interlocutor de negociación son las autoridades de gobierno. El diálogo social propuesto por la OIT se manifiesta en las resoluciones del con - flicto sin violencia, garantizando el respeto de los derechos fundamentales, como el de libre asociación o el de manifestación. Para el caso de Monacoso, dichas características del diálogo social se expresan, después de un complejo proceso de movilizaciones, eliana del pilar gonzález márquez

RkJQdWJsaXNoZXIy MTY4MjU3